(Viene de la segunda parte, en la anterior entrada)
11-3-2011.
De nuevo me despierto a la vez que los pájaros de la selva. Me noto que me escuece “un poco” la espalda y el resto del cuerpo… cuando salgo y me quito la camiseta me doy cuenta que la ropa del decathlon no está hecha contra mosquitos zancudos. Fernando me dice “te has visto la espalda?” “no, que pasa”, “trae que te hago una foto, que merece la pena, debes tener más de 400 picotazos en todo el cuerpo”… vaya tela!!!! Espalda, culo, pantorrillas, rodillas… Como alguna pìcadura venga con “sorpresa”…
Después, cuando vuelvo a la “civilización” y me miro por primera vez en un espejo en 4 días, me doy cuenta porque me dolían las cejas, la frente, los parpados, las orejas… tengo picotazos por todo el cuerpo!!! Hasta en el culo, las rodillas…. Y los tobillos! Pero como llegan hasta allí?
Los zancudos atraviesan cualquier ropa, y lo peor es que no les notas cuando te pican… que jodios!!! Mejor cámbiate de color de camiseta que la gris es la preferida de los zancudos, me dice Fernando, pero como la otra que he traído es roja, puede que los animales me vean y se piren antes de poder observarles… así que, qué se le va hacer, habrá que rociarse con triple dosis de repelente y sobretodo por encima de la ropa y seguir con la camiseta gris.
Fernando y yo nos fuimos bien temprano a ver si veíamos de nuevo a los monos aulladores. Nos adentramos en la selva 10 Km, “y como llevamos agua, si la garrafa es de 20 litros?” “No te preocupes, no necesitamos agua embotellada” me dice fernendo. Estuvimos en total ida y vuelta 7 horas, pero no los encontramos… esta vez pudimos oír los guacamayos, con su inconfundible "canto", parece que estén enfadados, y siempre va en parejas. No los pudimos ver posados en un árbol, Fernando dice que son muy difíciles de observar en libertad. El que si que es difícil de observar en libertad es el “rey” del amazonas, el jaguar. Fernando sólo lo ha visto en dos ocasiones en los 7 años que lleva trabajando en la selva, y la última hace dos años en esta parte del amazonas. Salimos del “camino” (porque hojas pisadas tampoco es que sea ni camino ni senda, pero es mejor andar por ahí para que los animales no te escuchen cortan ramas y plantas y se espanten) y nos fuimos más adentro. Fernando iba haciendo cortes en las ramas a modo de señales para a la vuelta no perderse… no entiendo cómo se orienta, si aquí el sol casi no penetra por la cantidad de vegetación, y no se puede guiar mucho por él...
La vegetación es realmente imponente. Ves plantas de todos los colores y formas, algunas con uss ramas llenas de espinas que cortan como un cuchillo. Aquí los ficus miden más de 50 metros y son el sitio preferido para que las oropéndolas formen sus nidos colgantes.(un pájaro que hace un ruido como el que hace una piedra al caer al agua seguido de una especie de látigo… un sonido de ciencia ficción…) En cambio es otro árbol, la cecropia, la elegida por los osos perezosos para alimentarse. Se encuentra por todos lados y ya hemos visto algún perezoso, pero desde lejos y en plan relax, vamos que no se movían ni con los ruidos que hacía Fernando imitando diferentes animales. Dicen que la hoja de esta planta tiene una sustancia que es la que le hace al osos perezoso tener esa pachorra.
Encontramos a varios pescadores en una laguna interior que era increíblemente verde (parecía césped y eran plantas acuáticas que flotaban en la laguna) y estuvimos conversando un rato con ellos, pero los zancudos son inagotables y en la selva siempre están presentes, constantemente, y es un coñazo hablar con ellos alrededor. De hecho es curios ver a los locales, ya tienen como un “tic” en los brazos que les hace aplastar zancudos con una facilidad pasmosa, no me imagino viviendo día si día también con estos bichos a tu alrededor y tu las 24 horas sacudiéndotelos. Hable con el hijo de uno de los pescadores, un niño encantador llamado Lucas.
A la vuelta Rodolfo ya tenía preparada la comida, y Fernando cogió del camino unos caracoles gigantes del fango para cocinarlos. También encontramos huevos de una gallina salvaje (que hay que ver el ruido y los sustos que te llevas por la dichosa gallina. Sus alas suenan como si fuera un reactor y va volando al ras del suelo, entre las plantas, y el susto que te pega es la leche!) y los levamos para comer, pero ya tenían el pollito un poco formado así que no lo comimos. Bueno ellos si, lo que había de clara alrededor del pollito parece que estaba buenísimo.
Después de comer levantamos el campamento y nos fuimos con el bote a otro lugar. Surcamos el río durante una hora y media, de nuevo el tiempo era perfecto y hacía un sol radiante, “oye Fernando y aquí se puede uno bañar? O es muy peligroso con los caimanes?” “No, no, los lugareños se bañan, y los caimanes son peligrosos de noche”.
Así que Rodolfo me acompañó en el baño, y que bien me vino después de tres días sin ducharme y que alivio para mi cuerpo lleno de picaduras!
Justo después del chapuzón, Rodolfo vio un oso perezoso en lo alto de un árbol justo en la orilla del rio. El tío no dudo en subirse al árbol, que mediría lo menos 25 metros, y llegó a la copa en menos de un minuto… la leche! Me imagino que lo que quería era hacer mover al perezoso, que estaría tan contento echándose la siesta, pero no se que pasó que el perezoso cayó el agua desde lo alto.
“Pobrecillo! Se ha matado?” “que va!, me dice Fernando, mírale como nada, se cambia de árbol por el agua” le fue a agarrar desde el bote y le subió adentro, “quieres cogerle? Ten cuidado que está cabreado” se le oía como bufaba, pero a su ritmo. Fernando le cogió por la espalda y me lo enseño, era un perezoso de tres garras, joven y que parecía un “ET” (el extraterrestre) en miniatura, que bicho más raro! Movía las garras a dos por hora como para atacarme… pobrecillo. “quieres cogerle?” “la verdad es que no, no estoy muy cómodo viéndole enfadado y sufriendo déjale libre porfa”, le soltó en el árbol y nos echaba miradas de cabreado uno a uno, mirándonos a los ojos, pero el pobre no impone mucho, va tan lento, que hasta cabreado se muevo mas lento que el caballo del malo…
Le vimos como poco a poco se iba subiendo de nuevo a seguir con su merecida siesta. Menudo despertar tuvo el pobre, saltando desde 20 metros al agua…
De ahí fuimos a pescar en una charca que había en el interior del río. Bueno una “charca”, un algo enorme, pero en una zona se veía que había peces. Nada más meter la caña y sin darme yo cuenta, Fernando ya había sacado un pez gato, con sus inconfundibles bigotes. Al rato saco varias veces la caña sin cebo… eran las pirañas, a esas sí que no las tomas el pelo… (al día siguiente en una navegación nocturna, Fernando me enseñó en una red de algún pescador una piraña viva atrapada… vaya cara de mala leche tenía! Con los dientes enormes…
Al final pescamos (bueno, pescaron… que yo no pesque ná) 3 peces y nos fuimos a montar el campamento en la ribera del rio. La zona según Fernando estaba muy bien ahora mismo, pero en 2 o 3 días estará completamente inundada.
Montamos las hamacas, hicimos el fuego, cenamos y nos fuimos a realizar la navegación más alucinante de mi vida. Fuimos a por caimanes, y no encontramos ni uno en las orillas del rio, pero sólo por navegar a las 9 de la noche iluminados por la luna y las miles de estrellas, sin hacer ni un sólo ruido, impulsados por los remos río abajo, arrastrados por la corriente y ver de vez en cuando a Fernando ponerse de pié y encender su linterna iluminando a las orillas… mereció la pena, muchísimo la pena, aunque no viéramos ni un caimán. (To be continued...)
No puedes dejarnos en "To be Continued"!!! Cuando viene la siguiente entrada??
ResponderEliminarMe ha encantado el oso pachorra, traete uno que molan mucho!!
Geniales las fotos juancho, ha merecido la pena que te quedara el cuerpo con alguna que otra picadura... NO??
Desde Zaragoza me llamaron para ver que pasaba que hacía días que no publicabas nada. Mantienes interés en media España.
ResponderEliminar¿Quién soy?
La leche he perdido el hilo. Ahora te encuentro haciendo un Brokemountain con un tal fernando en el Amazonas y viendo a mi animal favorito de siempre, el perezoso. Me da a mí que cuando vuelvas no vas a poder quedarte, tipo los corresponsales de guerra que se aburren,
ResponderEliminarPor cierto, me has censurado el último comentario que puse???
ResponderEliminarComo un libro de aventuras, fantástico, de verdad!!!
ResponderEliminarHoy ha llegado tu postal. Nosotros también nos acordamos muucho, pero mucho, mucho de tí.
Te queremos. Besos, cariño!!!
Rosa
- Estefiiiiii. Ahora la publico. Me alegro que haya gustado... y SI merecio la pena las picaduras.
ResponderEliminar- Lalo, eres un crack, y que va, no te he censurado nada, publicalo de nuevo. no se que habr{a pasado... por cierto, ya te digo, no se si me aburrire a la vuelta. Aun asi me apetece muchisimo mi nuevo curro.
- Rosa!!!!!!!!!! Como me alegro de "oirte", en breve nos vemos, que ya queda menos... a mi pesar..
- Por cierto, de Zaragoza??? Esto si que es la leche... pues no se quien eres...
ResponderEliminarPero muchas gracias!!!
(Dame mas pistas)
Menudo viaje Juanillete,
ResponderEliminarMe encanta la parte del Amazonas, yo creo que ha sido en viaje que más he disfrutado, cuando estuve en Iquitos había perezosos y eran muy salaos.
Saludos,
- No sabes lo que me acorde de ti caballerete! Ya sabia lo que te habia gustado aquel viaje.
ResponderEliminar1 abrazo.