viernes, 18 de marzo de 2011
Nº 40: CUENCA, QUE BUEN ROLLO!!!
Ya estoy en Ecuador, en Cuenca, pero no la de Castilla La Mancha…
Cuenca me ha sorprendido nada mas llegar, creo que debe ser una excepción dentro de las urbes ecuatorianas, porque sino este país no tendría problemas económicos, ni de ningún tipo.
Desde las afueras de Cuenca se ve que hay calidad de vida en esta ciudad, y tambien dinero. Y tampoco sé porque, porque aunque es turística (lo poco que he visto de la ciudad, desde luego es precioso) Cuzco también lo era, y muchísimo más, pero no se veía la calidad de vida que hay aquí…
La ciudad es una de las más limpias que he visto en mi vida. Se trata de una ciudad señorial, donde los bares y pubs tienen música en vivo y se respira un ambiente muy cultural. La gente sale a correr por los preciosos y excelentemnente cuidados jardines que hay a lo largo del río Tomebamba (lo que daria por echar una carrerita por este lugar con mi "muy mejor amigo" David Carrillo... como echo de menos aquellos "entrenos").
Como digo, esta ciudad no es lo que me esperaba, desde lkuego me ha sorprendido para bien.
Cuando ayer pasaba la frontera ecuatoriana, el autobús de línea en el que viajaba se llenaba de niños vendiendo bebidas, ensaladas de frutas, jugos… en cada semáforo en el que paraba el bus los niños entraban a toda leche. Los pueblos que pasábamos en la carretera, se veían con un desarrollo inferior al de Perú.
Aún así, tampoco me pareció tan poco desarrollado como había leído, y ni siquiera en la frontera me intentaron sobornar los policías, como también había leído que podía ocurrir. Pero desde luego que lo que no me esperaba es que Cuenca fuera una ciudad de esta categoría, una señora ciudad, y encima con unas iglesias, monasterios y un aire colonial, que me recuerda a una ciudad como puede ser Oviedo.
He recorrido toda la ciudad, he ido al mirador "Turi", a los pocos restos Incas que quedan en la ciudad, a todas las iglesias y plazas importantes, y desde luego Cuenca es una ciudad moderna y con encanto.
Lo curioso es que para llegar a la ciudad, que se encuentra en la region de las "tierras altas" (aqui ya no hay altiplano pero las ciudades tambien estan a cierta altura, de hecho ya se acabo el calor y las "chanclas") pues han aparecido de nuevo los caminos en vez de carreteras y los precipicios a ambos lados del bus...
Otra curiosidad es que no se ve mucha gente con rasgos indigenas, se ve mucho criollo o cholo (como dicen aqui) gente mas bien tirando a blanca de piel.
Hoy necesito incluir una entrada "extra":
LA TUMBA MAS IMPRESIONANTE… LA DEL SEÑOR DE SIPAN:
No podía acabar la entrada sin hacer mención a las ruinas del señor de Sipan, en la ciudad de Chiclayo. Las visité el miercoles, y realmente me encantaron.
Me sorprendió, porque tampoco había oído hablar mucho de ellas y no era una de mis prioridades en un principio, pero el guía de Trujillo me convenció para que no dejara Perú sin visitarlas.
Existen 2 museos que hablan de las ruinas y las tumbas del señor de Sipan, y después de estudiar en los museos lo que esta cultura Mochica representa en la zona y lo que fue el señor de Sipan y como se descubrió su tumba, te diriges a visitar las ruinas in situ, en plan colofon, y la verdad es que merece mucho la pena, impresiona. De hecho, para mí ha sido sin duda el mejor museo al que he acudido en mi vida, la historia te engancha desde el principio.
Y así es, la historia del señor de Sipan es increíble; Aunque ya se conocía la existencia de la cultura Moche (de la que hablé en la entrada anterior) por la zona del río que lleva el mismo nombre en la región de Trujillo, no se sabía hasta mediados de los ochenta que cerca de Chiclayo había una templo gigantesco y de un valor histórico incalculable y que desvelaría muchisimas incógnitas de la cultura Moche o Mochica.
Y porque no se sabía? Porque nadie pudo suponer nunca que las tres montañas que hay en medio de los cultivos de caña de azúcar cerca de la ciudad, no eran realmente montañas, si no templos de la cultura Mochica (de hace más de 1000 años) construidos en adobe pero que actualmente están completamente deteriorados por el agua Y EL PASO DEL TIEMPO.la escorrentía a hecho que parezcan montañas naturales. Incluso los españoles cuando llegaron pasaron por delante de los templos y no sospecharon nada.
La gente del lugar empezo a descubrir objetos de valor en su interior y fue entonces cuando nacieron los “huaqueros”, personas que roban objetos de valor en los templos, o también llamados “Huacas”. Cuando las autoridades y los arqueólogos se quisieron dar cuenta, muchas de las tumbas que había en el interior de las tres “montañas” habían sido saqueadas.
Menos mal que todavía quedaba la tumba más importante de todas, la que estaba mas arriba,la del señor de Sipan, el que se cree era el rey absoluto de aquella cultura en aquellos días, ya que el resto de tumbas eran las de su séquito.
Y que tiene de nuevo el museo? Pues que es una recreación de todos los acontecimientos que tuvieron lugar en aquellos años ochenta. Desde la llegada de los primeros arqueólogos y las excavaciones que hicieron hasta el descubrimiento de la increíble tumba del señor de Sipan. Lo mejor es que el museo te va contando paso a paso como se va descubriendo la tumba, y acabas sintiendo la misma curiosidad que sentirían los arqueólogos cuando fueron descubriendo capa a capa los restos de la tumba, sin entender que era lo que había por debajo de cada capa de arena que quitaban.
Para acabar en el museo hay una recreación de la tumba original y de los objetos topográficos y arqueológicos que utilizaron para descubrir la tumba y hacer el inventariado, y lo mejor es que vas bajando poco a poco tú también a la tumba, descubriendo los diferentes niveles según se van dando las explicaciones.
Y para acabar el día, la guinda es visitar las tumbas originales en los yacimientos de Sipan, en las famosas montañas de adobe, e imaginarte como fueron allí las excavaciones durante más de 15 años.
Y lo más sorprendente… quedan cientos de yacimientos en la zona y miles en el Perú por descubrir y por estudiar, que todavía hoy siguen enterrados. De aquí a pocos años, se pueden descubrir culturas completamente desconocidas hasta el momento.
A mí desde luego me encanto el museo y la historia que rodea la yacimiento, ya que incluso el “huaquero” más famoso de la época, murió en un enfrentamiento con la policía y nunca reveló donde había guardado los objetos que había robado en Sipan durante años…
PD1: En la visita coincidí con un matrimonio canadiense realmente encantador. Que pareja mas simpática. Lo mejor fue cuando nos llevaron a la mitad de la visita en plan “borregos” a comer en la típica parada turística para que pagues el menú a precio de oro, y encima te meten allí como si no tuvieras voz ni voto, ni te preguntan. Vamos, lo que más me gusta a mi… asi que yo me salí del restaurante a ver si encontraba algo mas barato y auténtico. Los canadienses que me vieron entrar en un sitio de menú del día, muy cerquita, se vinieron conmigo y luego otro peruano del grupo tambien se animo. Total, que sólo fueron dos los turistas que comieron en el restaurante “trampa” de la agencia. Y mientras los canadienses me felicitaban por la elección del restaurante, porque la comida ademas de barata estaba genial, los de la agencia me miraban con una cara de pocos amigos que pa qué…
PD2: Ayer a las 7 AM, me encontaraba ya en la plaza de tumbes, el ultimo pueblo de Perú antes de la frontera, y como no había casi nadie por las calles, me fui a la plaza de armas, donde conocí a un chaval de 16 años que tenia un examen a sea hora, pero se lo habian atrasado y no tenia que ir a clase hasta las 11. Total, he charlado con el y nos hemos dado una vuelta por la ciudad, el me la ha enseñado en plan guia, y yo le he visto la solucion del examen que justamente yo me habia comprado en Lima, en la calle peatonal a aquella mujer que los vendia (que coincidencia) y hemos acabado repasando unos problemas de máximos y minimos y representacion de funciones… vaya tela!!!… lo mejor es que no se ni como me acuerdo de aquello todavía… bueno, debe ser porque me costo un “pelin” sacarme las matematicas de la carrera, verdad Agus?
Ah! que se me olvidaba. Aupa Atleti!!!
miércoles, 16 de marzo de 2011
Nº 39: EN TRUJILLO, PERO NO LA DE EXTREMADURA.
Después de mi experiencia Amazónica tome un bus la misma noche que llegué a Lima en dirección Trujillo, la ciudad que fundó Pizarro con el nombre de su pueblo natal extremeño. Realmente el nombre parece que no lo puso él, fue Almagro, pero lo hizo en honor a Pizarro.
Yo sólo he estado una vez en mi vida en Trujillo de Extremadura, y nada tiene que ver aquel encantador pueblecito con esta ciudad peruana, la tercera en población del país del Sol.
Como todas las ciudades peruanas, Trujillo tiene un centro colonial muy bonito, precioso. La plaza de armas es enorme y está rodeada por casas coloniales de diferentes colores. La calle comercial Jirón Pizarro, es peatonal y está llena de las típicas casas de cambios, agencias turísticas, bancos y pastelerías. Mira que yo nunca he sido “dulce”, más bien he sido “salado”, pero desde que probé el manjar (o dulce de leche) ya no me puedo resistir a comer un alfajor de vez en cuando. Es curioso como hay diferentes comidas que se repiten en toda Sudamérica, como las empanadas, los alfajores, los panecillos… la verdad es que me estoy volviendo un experto en alfajores, y de todos los que he probado en cada país que he visitado, me quedo con el primero que probé en mi vida, y para eso no tenía que haberme ido tan lejos de casa…
Bueno, pues el bus llegó a Trujillo antes de lo que pensaba y de lo que me habían dicho en la estación de Lima, y me planté en medio de la ciudad a las 4 y media de la madrugada, y la verdad es que es de esas cosas que no me gusta que ocurran cuando viajo y son de las que hay que evitar, pero bueno... No tenía reservado ningún hostal, así que a esas horas me tocó elegir a un taxista “fiable” y que me llevara a un Hostal de confianza. Yo tenía varios Hostales mirados de la guía, pero al final acabé en uno en el que el tío del Hostal estaba en un estado un pelín “regulero”. El tío se me dormía de pié mientras estaba rellenando la ficha del hostal, “amigo te cancelo ahora la habitación?” ( aquí pagar se dice “cancelar” y se usa en todas las tiendas) “Amigo?, que tío, si está roncando de pié”. Menos mal que una mujer que trabajaba en una tienda al lado y que estaba abriendo estaba allí para ver que le había “cancelado” la habitación, porque el tío me estuvo pidiendo al día siguiente insistentemente en cuanto me veía, la pasta, “amigo, ayer te pagué, ya no se cómo decírtelo, si no le dieras tanto al vitamina “v” (como decía mi abuelo) no tendrías estos problemas, macho”.
Por la mañana fui a ver la ciudad y en la plaza de armas no hizo falta buscar algún tour para visitar la enorme cantidad de ruinas que tienen los alrededores de Trujillo. Orlando, un chico que trabajaba en una agencia, se me acercó en la plaza de armas (como nos pasa a cada “gringo” cada 5 minutos en cualquier ciudad peruana, somos asaltados por los tíos de las agencias) pero en este caso, la verdad es que era majete y no muy insistente, así que me fui a informarme mejor y les contraté el tour. Por 10 euros te llevan a ver por la mañana las ruinas de la huaca del Sol y de la Luna de la cultura mochica, además del Museo recién estrenado de la Huaca de la Luna.
Parece mentira porque son los Incas la cultura más famosa de toda Sudamérica, cuando no estuvieron más de 200 años dominando este continente. Ha habido muchísimas antes de ellos, y con construcciones a la altura de las del imperio Inca, como los Moche, Chimú, Tiwanaku, Aimara…etc. En el fondo, los primeros conquistadores en estas tierras fueron los Incas que se encargaron de acabar con todas las culturas anteriores del continente, hasta que llegaron los españoles, claro…
Bueno, pues las visitas a los templos (huacas) del Sol y la Luna merecen mucho la pena. Solo se han hecho excavaciones en la Huaca de la Luna, y les queda muchísimo por descubrir, en la del Sol ni siquiera han empezado por falta de presupuesto. Esto es muy típico en Perú, hay tanto que excavar e investigar y tan poco presupuesto que la mayoría de las ruinas siguen actualmente enterradas.
Por la tarde visité la ciudad de Chan Chan, la ciudad de barro más grande de la historia de la humanidad. Pertenece a la cultura Chimú, posterior a la Moche, y fue la última pre-Inca.
También merece la pena, hay 9 palacios enterrados actualmente, el que se puede visitar es enorme, y solo han reconstruido el muro de la periferia… quedan cientos de hectáreas por descubrir… el sitio es enorme. Me sigue sorprendiendo lo árida que es esta región de Perú, parece un autentico desierto.
También conocí a los graciosos perros peruanos. Parece que estuvieron a punto de desaparecer hace poco, pero cuando los arqueólogos estudiaron las diferentes ruinas y vieron que ya los veneraban estas culturas hace 1000 años, se dieron cuenta que estos perros eran algo único de aquí y que merecía la pena cuidar. La verdad es que tienen una apariencia súper graciosa, parece que estuvieran enfermos o algo, pero que va son así. Algunos tienen cresta, es la leche! La gente estrangera no les toca, puede que porque parecen sarnosos o que están locos por su apariencia, pero que va, son la mar de graciosos. Lo mejor es que para la gente de aquí, estos perros tienen propiedades sanadoras, sobretodo para problemas de reuma… dicen que hay que dormir con el perro a tus pies y todo solucionado...a partir de ahora cuando me duela la espalda voy a dormir a casa de mis padres y me meto al trufo en la cama, a ver si tambien tien propiedades sanadoras...
Por la tarde fui a visitar el pueblecito de Huanchaco. Un pequeño pueblo antaño, que ahora ha crecido gracias a la olas que aquí forma el Pacífico y que ha atraído a los surfistas. De toda formas tampoco está “a tope”, me lo imaginaba con más gente en plan Benidorm, y todavía tiene un aire de pueblo. Allí se pueden ver los “caballitos de totora”, las típicas embarcaciones con las que pescaban y surcaban aquí el pacífico. Hoy en días puedes pagar para que un tío te lleve en el caballito y te dé una vuelta por el mar.
Ahora ya estoy en Chiclayo, he llegado esta tarde. Que cambio de ciudad, Chiclayo es más pequeña que Trujillo, pero sus calles están llenas de gente, pero a tope a tope. Y como no, tiene sus correspondientes plaza de armas y catedral. La calle mas multitudinaria es la Avenida "Balta". (que buen nombre para una calle, eh papa?)
Por cierto que una de las cosas más famosas que tiene Chiclayo (además de la tumba del señor de Sipan, que es lo que he venido a ver) es su “mercado de brujos”, que al fin y al cabo es un mercado normal y corriente, pero enorme, realmente grande. Puedes encontrar de todo. (que pena que no pueda usar definitivamente la réflex para fotografiar las cosas tan curiosas que aquí venden)
Cuando pasaba por delante de un puesto de una señora mayor que vendía legumbres y que estaba de chachara con otras mujeres, me ha lanzado el primer piropo de mi vida “hay que ver que “gringo” tan hermoso” dice la mujer cuando paso, pensando que era guiri y no hablaba español (la gente me dice cosas en castellano generalmente pensando que no les entiendo, pero nunca un piropo…) “muchas gracias señora, pero que va, no soy “gringo” , le digo, “Pero si habla español el “gringo”!!!, de donde eres de España?” Nos ponemos a hablar un rato y al final me despido y le digo “Ah! Y gracias por el piropo señora” Y la mujer se parte… “llévame contigo a España!!!”… que mujer más simpática.
CURIOSIDADES PERUANAS:
- Existen muchas opciones para hacer llamadas en Perú, en un locutorio, en una cabina de Telefónica, o hacer desde el móvil de unas señoras que llevan un chaleco fosforito generalmente amarillo, que pone “llamadas”. Te dejan su móvil y calculan el tiempo de tu llamada y se la pagas a 0,50 céntimos de nuevo sol por minuto. (0,14 €), ves a los chavales haciendo cola para llamar, qye bueno!
- Otro servicio curioso que te ofrecen por la calle es el del tío que te pesa con una báscula cutre en medio de la calle por 0,50 soles, pero te aseguran que el peso es “exacto” y que se trata de un “contorol de salud”, buenísimo.
- En Perú están de elecciones y muchísimas paredes están llenas de “grafitis” politicos, no de carteles, que también, sino de pinturas directamente. Después de 21 días en Perú, ya a me conozco a los candidatos, Toledo, Lucho Castañeda (el que tiene mas opcines), Keiko (la hija de Fujimory) y un tal Rolando Alarcón, que espero no tenga nada que ver con Lalo o con Pollito Camocho… o si? Confirmármelo que estoy en vilo...
- Ahora están en la tele anunciando los “exámenes de ganadores”, los exámenes de acceso a las Universidades privadas peruanas. Yo ya tengo la solución del examen del año pasado de una de las universidades, por si me presento…
- Todas las ciudades están llenas de policías de tráfico mujeres, pero a tope. De hecho no he visto ningún hombre en ese cargo de policía. Si llegas a un cruce y no ves el semáforo (que es lo más normal aquí en Perú y en Sudamérica en general) puede ser que no haya directamente o que si hay esté “escondido”. Si no hay, busca a la agente de tráfico con su típico casco blanco y pantalones marrones, porque está por algún lado fijo dando pitidos sin parar.
- Si antes de que el bus de larga distancia arranque, entra un policía (este en cambio es siempre un hombre) y hace fotos con una cámara digital a cada pasajero o graba con una cámara de video directamente, es normal, aquí funcionan así… yo ya directamente poso para la foto…
- También en Huanchaco pude observar la típica caña de pescar que usa allí la gente… un trozo de madera y una hilo de pescar enrollado. Y puedes encontrar un montón de gente en el muelle pescando con esta especial “caña”, desde un tío trajetado, un abuelete, o un chaval, muy curioso.
Bueno, pues la siguiente entrada será desde Ecuador.
Como voy a echar de menos la Inca-Kola!!!!!!!!!!!!!!!
PD: Sara, me tienes que confirmar que puedo conseguir Inca-Kola en Madrid…
Chao Perú, que bien me has tratado!
martes, 15 de marzo de 2011
Nº 38: EN EL AMAZONAS. 4ª PARTE:
12-3-2011
A media noche me despierta Fernando desde la otra hamaca, “Juan, oyes?” “Si, un montón de bichos” “No, no, al mono, está aquí al lado, debe haber olido nuestra comida”. Y por primera vez ya pude distinguir un sonido hecho por un animal. La verdad es que el ruido que emiten los monos es muy peculiar, pero claro cada raza tiene su sonido, y de momento ya es bastante con saber que ese ruido, entre otros cientos en la noche, es un mono…
A las 6 de la mañana ya estaba dando vueltas en la hamaca, soñando con los zancudos… cuando un monton de aullidos, como si de un lobo se tratara nos despierta. “Juan, son los monos aulladores, vamos?” me dice Fernando de nuevo desde su hamaca, “vamos, vamos!!!”.
Nos ponemos las catiuscas, dos kilos de repelente en la piel y sobre la ropa (en mi caso esa cantidad, en el caso de Fernando vale con una especie de toallita de repelente que le habrán dado de muestra en algún lado… vaya tela!) y nos vamos para adentro.
De vez en cuando oímos el increíble aullido de los monos aulladores, parece que no estamos lejos de ellos. Lo primero que nos encontramos es que hay que atravesar una zona inundada. “Te quieres mojar?”. Que se le va hacer, habrá que meterse hasta la cintura de agua o barro o lo que sea que estamos pisando… yo con tal de no mojar las cámaras y no pisar una pitón o una boa, me da igual.
Atravesamos la zona inundada pero nos alejamos de donde están los monos. Fernando me comenta que los machos hacen los aullidos para distraer a los enemigos y mientras no lejos de alli, las hembras y las crías comen en otros árboles. Es una pena, pero llegamos tarde y no les vemos, solo les oimos. Lo mejor de la mañana es que nos encontramos a un enorme oso hormiguero que está andando a sus anchas en una de las ramas de un gigante ficus. Qué bueno! Por fin veo al oso en persona. (a que te recuerda eso, pello?)
A la vuelta, desayunamos, quitamos las hamacas y cargamos el bote, nos vamos para el campamento principal, el del primer día. Hoy me ha tocado desayunar como cada día plátano frito (que me encanta) y también como cada día una especie de pan, que amasan ellos cada día, con mermelada y mantequilla (un lujo, la verdad) y para beber, el café con leche que tan poco me gusta en casa, aquí me sabe delicioso, excepto hoy, que habíamos dejado la leche que venía un bote pequeño al aire libre y debía estar llena de hormigas y cada vez que removía la taza salían a flote un monton de hormigas.
Después del quinto intento y ver que seguían saliendo… “bueno, pues hoy veo no me apetece café con leche” Y dice Fernando: “Rodolfo quieres el café con hormigas? Seguro que si, porque aquí estamos acostumbrados a comerlas” y le supo a gloria mi café a Rodolfo… que se le va hacer a veces yo también me pongo “quitismitis”.
A la vuelta en el bote volvimos a ver a nuestros amigos los delfines rosados, que graciosos son.
Navegamos de nuevo por los pequeños afluentes del Amazonas que habíamos remontado río arriba estos días, pero ahora a favor de corriente. Hasta que llegamos al Amazonas y de nuevo me maravillo con sus tamaño, es enorme!!!
Pasamos por varios de los pueblos de pescadores que viven por esta zona. Pasamos por delante del pueblo de Rodolfo, “Mariscal Castilla”, un pueblo de no más de 10 casas a orillas del Amazonas y sin electricidad. Qué curioso me resulta ver manejar a Rodolfo el bote con esa soltura, y lo mejor es que lleva unas fotos de su novia y de su suegra pegadas en el motor del bote… buenísimo!!! Con solo 14 años...
Me despido de todos los animales que hemos visto estos días y que parece que ellos también salen a despedirnos. Es increíble la vida que tiene el río, hacia donde mires siempre hay algún bicho moviéndose… o un Martín pescador lanzándose en picado hacia el rio a por su presa, buitres dando vueltas en el cielo, un grupo de monos cruzando de árbol en árbol, o un roedor de más de 30 kg cruzando todo el ancho del río a una velocidad que ya quisiera Michael Phelps. Fernando me comenta que qué pena, que si hubiéramos llegado a pillar al roedor (del tamaño de un cerdo) le hubiera dado “machetazo”, porque su carne es exquisita…
Llegamos al campamento y de nuevo soy yo el único “guiri” (bueno, aquí nos llaman “gringos”) me dan el almuerzo y me tiro un poco en la cama de mi choza a relajarme un poco porque la verdad es que estoy "cansadete". Me miro en el espejo y veo la cara hinchada que tengo por los picotazos de los zancudos…
Al poco nos vamos a hacer la última caminata al atardecer, navegación nocturna y de nuevo caminata nocturna, 3 en 1. Vamos en busca de caimanes y boas, pero tampoco tenemos suerte. A la noche nos adentramos en una pequeña y bonita laguna que hay no muy lejos del campamento y estamos allí hasta que cae la noche completamente. La verdad es que uno ya se acostumbra, pero ahora que me acuerdo del sitio donde estábamos, de la minúscula canoa que estábamos usando Fernando y yo, y de los dos iluminando cada uno con su linterna las orillas de la laguna y los árboles que salían del agua, buscando caimanes y boas… y vaya tela! “No te muevas mucho Fernando por favor, que como nos vayamos al agua”…
De nuevo tuvimos suerte y la luna nos acompañó todo el rato y la verdad es que de nuevo el sitio fue idílico. Lo malo es que aunque quede muy bonito y se pueda ver muy bien con la luna casi llena, los animales nocturnos con tanta claridad (había hasta sombra de la luz que emitía la luna) no se dejan ver con facilidad porque te reconocen muy fácilmente. A la vuelta al campamento pudimos ver las típicas tarántulas (en este caso una peluda y azulada que atacó el machete de Fernando cuando éste quería hacerla moverse) la cucaracha más grande del mundo y un montón de ranas y ranitas de colores cerca del lago (Pensé en llevarte una pequeña y amarilla que vi, Tati, pero yo creo que aunque en tu acuario estaría genial, como me la llevo? Y además mejor dejarlas aquí, con sus amigos, no?) Ah! Y como olvidarme, la primera piraña que veo en libertad en mi vida, menuda cara de mala leche… y que dientes...
Y así fue como pasé mi primera experiencia en la selva del Amazonas. Hay sitios que estoy recorriendo en este viaje que estoy seguro que volveré algún día, y uno de ellos será el Amazonas SIN DUDA, ha sido espectacular. (Estaria genial atravesar en barco por el Amazonas desde Pucallpa hasta Belem, en Brasil, y parar en varios sitios para hacer actividades... algun dia vendre acompañado, seguro)
Al día siguiente le pedí a Fernando si podíamos ir a Iquitos pronto para ver la ciudad y visitar a la tribu de los “Boras”, que aunque es un poco “Show” merece la pena según había oído.
Como a las 3 de la tarde tenía mi vuelo de vuelta a Lima, a las 4 de la madrugada estábamos saliendo del campamento dirección Nauta en bote y después Iquitos en taxi compartido (igual que habíamos venido) lo mejor que me podía pasar… disfrutar del amanecer en medio del enorme y precioso río Amazonas y disfrutar de las últimas fotos que mi cámara réflex me permitirá hacer en este viaje…
Ya en Iquitos, Fernando se quiere venir conmigo a la tribu de los “Boras”,QUE MAJETE!!!. Alquilo un bote para que nos lleve y compro una Inca-Kola de un litro y medio para celebrar con Fernando nuestra nueva amistad. Nos la tomamos en el bote según vamos a ver a esta curiosa tribu que actualmente vive del turismo, pero que antaño tuvo que exiliarse del interior del Amazonas por culpa de los jibaros. Parece ser que éstos eran un poco cabroncetes y se comían a los Boras de par en par…
PD: A mi vuelta en Lima, Víctor, el padre de Sara, la pareja de mi amiguete Miki, y su hermano, Martín, me estaban esperando en el aeropuerto para llevarme a la estación terrestre de lima… de verdad que gusto conocerles!!! Que gente más amable y encantadora. Estoy deseando verles en España. Y encima Víctor (que es una persona entrañable de verdad) me da un regalo que me manda Elsa, su mujer, que no ha podido venir a despedirse de mi… muchísimas gracias!!!
(fin del relato)
lunes, 14 de marzo de 2011
Nº 37: EN EL AMAZONAS. 3ª PARTE.
(Viene de la segunda parte, en la anterior entrada)
11-3-2011.
De nuevo me despierto a la vez que los pájaros de la selva. Me noto que me escuece “un poco” la espalda y el resto del cuerpo… cuando salgo y me quito la camiseta me doy cuenta que la ropa del decathlon no está hecha contra mosquitos zancudos. Fernando me dice “te has visto la espalda?” “no, que pasa”, “trae que te hago una foto, que merece la pena, debes tener más de 400 picotazos en todo el cuerpo”… vaya tela!!!! Espalda, culo, pantorrillas, rodillas… Como alguna pìcadura venga con “sorpresa”…
Después, cuando vuelvo a la “civilización” y me miro por primera vez en un espejo en 4 días, me doy cuenta porque me dolían las cejas, la frente, los parpados, las orejas… tengo picotazos por todo el cuerpo!!! Hasta en el culo, las rodillas…. Y los tobillos! Pero como llegan hasta allí?
Los zancudos atraviesan cualquier ropa, y lo peor es que no les notas cuando te pican… que jodios!!! Mejor cámbiate de color de camiseta que la gris es la preferida de los zancudos, me dice Fernando, pero como la otra que he traído es roja, puede que los animales me vean y se piren antes de poder observarles… así que, qué se le va hacer, habrá que rociarse con triple dosis de repelente y sobretodo por encima de la ropa y seguir con la camiseta gris.
Fernando y yo nos fuimos bien temprano a ver si veíamos de nuevo a los monos aulladores. Nos adentramos en la selva 10 Km, “y como llevamos agua, si la garrafa es de 20 litros?” “No te preocupes, no necesitamos agua embotellada” me dice fernendo. Estuvimos en total ida y vuelta 7 horas, pero no los encontramos… esta vez pudimos oír los guacamayos, con su inconfundible "canto", parece que estén enfadados, y siempre va en parejas. No los pudimos ver posados en un árbol, Fernando dice que son muy difíciles de observar en libertad. El que si que es difícil de observar en libertad es el “rey” del amazonas, el jaguar. Fernando sólo lo ha visto en dos ocasiones en los 7 años que lleva trabajando en la selva, y la última hace dos años en esta parte del amazonas. Salimos del “camino” (porque hojas pisadas tampoco es que sea ni camino ni senda, pero es mejor andar por ahí para que los animales no te escuchen cortan ramas y plantas y se espanten) y nos fuimos más adentro. Fernando iba haciendo cortes en las ramas a modo de señales para a la vuelta no perderse… no entiendo cómo se orienta, si aquí el sol casi no penetra por la cantidad de vegetación, y no se puede guiar mucho por él...
La vegetación es realmente imponente. Ves plantas de todos los colores y formas, algunas con uss ramas llenas de espinas que cortan como un cuchillo. Aquí los ficus miden más de 50 metros y son el sitio preferido para que las oropéndolas formen sus nidos colgantes.(un pájaro que hace un ruido como el que hace una piedra al caer al agua seguido de una especie de látigo… un sonido de ciencia ficción…) En cambio es otro árbol, la cecropia, la elegida por los osos perezosos para alimentarse. Se encuentra por todos lados y ya hemos visto algún perezoso, pero desde lejos y en plan relax, vamos que no se movían ni con los ruidos que hacía Fernando imitando diferentes animales. Dicen que la hoja de esta planta tiene una sustancia que es la que le hace al osos perezoso tener esa pachorra.
Encontramos a varios pescadores en una laguna interior que era increíblemente verde (parecía césped y eran plantas acuáticas que flotaban en la laguna) y estuvimos conversando un rato con ellos, pero los zancudos son inagotables y en la selva siempre están presentes, constantemente, y es un coñazo hablar con ellos alrededor. De hecho es curios ver a los locales, ya tienen como un “tic” en los brazos que les hace aplastar zancudos con una facilidad pasmosa, no me imagino viviendo día si día también con estos bichos a tu alrededor y tu las 24 horas sacudiéndotelos. Hable con el hijo de uno de los pescadores, un niño encantador llamado Lucas.
A la vuelta Rodolfo ya tenía preparada la comida, y Fernando cogió del camino unos caracoles gigantes del fango para cocinarlos. También encontramos huevos de una gallina salvaje (que hay que ver el ruido y los sustos que te llevas por la dichosa gallina. Sus alas suenan como si fuera un reactor y va volando al ras del suelo, entre las plantas, y el susto que te pega es la leche!) y los levamos para comer, pero ya tenían el pollito un poco formado así que no lo comimos. Bueno ellos si, lo que había de clara alrededor del pollito parece que estaba buenísimo.
Después de comer levantamos el campamento y nos fuimos con el bote a otro lugar. Surcamos el río durante una hora y media, de nuevo el tiempo era perfecto y hacía un sol radiante, “oye Fernando y aquí se puede uno bañar? O es muy peligroso con los caimanes?” “No, no, los lugareños se bañan, y los caimanes son peligrosos de noche”.
Así que Rodolfo me acompañó en el baño, y que bien me vino después de tres días sin ducharme y que alivio para mi cuerpo lleno de picaduras!
Justo después del chapuzón, Rodolfo vio un oso perezoso en lo alto de un árbol justo en la orilla del rio. El tío no dudo en subirse al árbol, que mediría lo menos 25 metros, y llegó a la copa en menos de un minuto… la leche! Me imagino que lo que quería era hacer mover al perezoso, que estaría tan contento echándose la siesta, pero no se que pasó que el perezoso cayó el agua desde lo alto.
“Pobrecillo! Se ha matado?” “que va!, me dice Fernando, mírale como nada, se cambia de árbol por el agua” le fue a agarrar desde el bote y le subió adentro, “quieres cogerle? Ten cuidado que está cabreado” se le oía como bufaba, pero a su ritmo. Fernando le cogió por la espalda y me lo enseño, era un perezoso de tres garras, joven y que parecía un “ET” (el extraterrestre) en miniatura, que bicho más raro! Movía las garras a dos por hora como para atacarme… pobrecillo. “quieres cogerle?” “la verdad es que no, no estoy muy cómodo viéndole enfadado y sufriendo déjale libre porfa”, le soltó en el árbol y nos echaba miradas de cabreado uno a uno, mirándonos a los ojos, pero el pobre no impone mucho, va tan lento, que hasta cabreado se muevo mas lento que el caballo del malo…
Le vimos como poco a poco se iba subiendo de nuevo a seguir con su merecida siesta. Menudo despertar tuvo el pobre, saltando desde 20 metros al agua…
De ahí fuimos a pescar en una charca que había en el interior del río. Bueno una “charca”, un algo enorme, pero en una zona se veía que había peces. Nada más meter la caña y sin darme yo cuenta, Fernando ya había sacado un pez gato, con sus inconfundibles bigotes. Al rato saco varias veces la caña sin cebo… eran las pirañas, a esas sí que no las tomas el pelo… (al día siguiente en una navegación nocturna, Fernando me enseñó en una red de algún pescador una piraña viva atrapada… vaya cara de mala leche tenía! Con los dientes enormes…
Al final pescamos (bueno, pescaron… que yo no pesque ná) 3 peces y nos fuimos a montar el campamento en la ribera del rio. La zona según Fernando estaba muy bien ahora mismo, pero en 2 o 3 días estará completamente inundada.
Montamos las hamacas, hicimos el fuego, cenamos y nos fuimos a realizar la navegación más alucinante de mi vida. Fuimos a por caimanes, y no encontramos ni uno en las orillas del rio, pero sólo por navegar a las 9 de la noche iluminados por la luna y las miles de estrellas, sin hacer ni un sólo ruido, impulsados por los remos río abajo, arrastrados por la corriente y ver de vez en cuando a Fernando ponerse de pié y encender su linterna iluminando a las orillas… mereció la pena, muchísimo la pena, aunque no viéramos ni un caimán. (To be continued...)
11-3-2011.
De nuevo me despierto a la vez que los pájaros de la selva. Me noto que me escuece “un poco” la espalda y el resto del cuerpo… cuando salgo y me quito la camiseta me doy cuenta que la ropa del decathlon no está hecha contra mosquitos zancudos. Fernando me dice “te has visto la espalda?” “no, que pasa”, “trae que te hago una foto, que merece la pena, debes tener más de 400 picotazos en todo el cuerpo”… vaya tela!!!! Espalda, culo, pantorrillas, rodillas… Como alguna pìcadura venga con “sorpresa”…
Después, cuando vuelvo a la “civilización” y me miro por primera vez en un espejo en 4 días, me doy cuenta porque me dolían las cejas, la frente, los parpados, las orejas… tengo picotazos por todo el cuerpo!!! Hasta en el culo, las rodillas…. Y los tobillos! Pero como llegan hasta allí?
Los zancudos atraviesan cualquier ropa, y lo peor es que no les notas cuando te pican… que jodios!!! Mejor cámbiate de color de camiseta que la gris es la preferida de los zancudos, me dice Fernando, pero como la otra que he traído es roja, puede que los animales me vean y se piren antes de poder observarles… así que, qué se le va hacer, habrá que rociarse con triple dosis de repelente y sobretodo por encima de la ropa y seguir con la camiseta gris.
Fernando y yo nos fuimos bien temprano a ver si veíamos de nuevo a los monos aulladores. Nos adentramos en la selva 10 Km, “y como llevamos agua, si la garrafa es de 20 litros?” “No te preocupes, no necesitamos agua embotellada” me dice fernendo. Estuvimos en total ida y vuelta 7 horas, pero no los encontramos… esta vez pudimos oír los guacamayos, con su inconfundible "canto", parece que estén enfadados, y siempre va en parejas. No los pudimos ver posados en un árbol, Fernando dice que son muy difíciles de observar en libertad. El que si que es difícil de observar en libertad es el “rey” del amazonas, el jaguar. Fernando sólo lo ha visto en dos ocasiones en los 7 años que lleva trabajando en la selva, y la última hace dos años en esta parte del amazonas. Salimos del “camino” (porque hojas pisadas tampoco es que sea ni camino ni senda, pero es mejor andar por ahí para que los animales no te escuchen cortan ramas y plantas y se espanten) y nos fuimos más adentro. Fernando iba haciendo cortes en las ramas a modo de señales para a la vuelta no perderse… no entiendo cómo se orienta, si aquí el sol casi no penetra por la cantidad de vegetación, y no se puede guiar mucho por él...
La vegetación es realmente imponente. Ves plantas de todos los colores y formas, algunas con uss ramas llenas de espinas que cortan como un cuchillo. Aquí los ficus miden más de 50 metros y son el sitio preferido para que las oropéndolas formen sus nidos colgantes.(un pájaro que hace un ruido como el que hace una piedra al caer al agua seguido de una especie de látigo… un sonido de ciencia ficción…) En cambio es otro árbol, la cecropia, la elegida por los osos perezosos para alimentarse. Se encuentra por todos lados y ya hemos visto algún perezoso, pero desde lejos y en plan relax, vamos que no se movían ni con los ruidos que hacía Fernando imitando diferentes animales. Dicen que la hoja de esta planta tiene una sustancia que es la que le hace al osos perezoso tener esa pachorra.
Encontramos a varios pescadores en una laguna interior que era increíblemente verde (parecía césped y eran plantas acuáticas que flotaban en la laguna) y estuvimos conversando un rato con ellos, pero los zancudos son inagotables y en la selva siempre están presentes, constantemente, y es un coñazo hablar con ellos alrededor. De hecho es curios ver a los locales, ya tienen como un “tic” en los brazos que les hace aplastar zancudos con una facilidad pasmosa, no me imagino viviendo día si día también con estos bichos a tu alrededor y tu las 24 horas sacudiéndotelos. Hable con el hijo de uno de los pescadores, un niño encantador llamado Lucas.
A la vuelta Rodolfo ya tenía preparada la comida, y Fernando cogió del camino unos caracoles gigantes del fango para cocinarlos. También encontramos huevos de una gallina salvaje (que hay que ver el ruido y los sustos que te llevas por la dichosa gallina. Sus alas suenan como si fuera un reactor y va volando al ras del suelo, entre las plantas, y el susto que te pega es la leche!) y los levamos para comer, pero ya tenían el pollito un poco formado así que no lo comimos. Bueno ellos si, lo que había de clara alrededor del pollito parece que estaba buenísimo.
Después de comer levantamos el campamento y nos fuimos con el bote a otro lugar. Surcamos el río durante una hora y media, de nuevo el tiempo era perfecto y hacía un sol radiante, “oye Fernando y aquí se puede uno bañar? O es muy peligroso con los caimanes?” “No, no, los lugareños se bañan, y los caimanes son peligrosos de noche”.
Así que Rodolfo me acompañó en el baño, y que bien me vino después de tres días sin ducharme y que alivio para mi cuerpo lleno de picaduras!
Justo después del chapuzón, Rodolfo vio un oso perezoso en lo alto de un árbol justo en la orilla del rio. El tío no dudo en subirse al árbol, que mediría lo menos 25 metros, y llegó a la copa en menos de un minuto… la leche! Me imagino que lo que quería era hacer mover al perezoso, que estaría tan contento echándose la siesta, pero no se que pasó que el perezoso cayó el agua desde lo alto.
“Pobrecillo! Se ha matado?” “que va!, me dice Fernando, mírale como nada, se cambia de árbol por el agua” le fue a agarrar desde el bote y le subió adentro, “quieres cogerle? Ten cuidado que está cabreado” se le oía como bufaba, pero a su ritmo. Fernando le cogió por la espalda y me lo enseño, era un perezoso de tres garras, joven y que parecía un “ET” (el extraterrestre) en miniatura, que bicho más raro! Movía las garras a dos por hora como para atacarme… pobrecillo. “quieres cogerle?” “la verdad es que no, no estoy muy cómodo viéndole enfadado y sufriendo déjale libre porfa”, le soltó en el árbol y nos echaba miradas de cabreado uno a uno, mirándonos a los ojos, pero el pobre no impone mucho, va tan lento, que hasta cabreado se muevo mas lento que el caballo del malo…
Le vimos como poco a poco se iba subiendo de nuevo a seguir con su merecida siesta. Menudo despertar tuvo el pobre, saltando desde 20 metros al agua…
De ahí fuimos a pescar en una charca que había en el interior del río. Bueno una “charca”, un algo enorme, pero en una zona se veía que había peces. Nada más meter la caña y sin darme yo cuenta, Fernando ya había sacado un pez gato, con sus inconfundibles bigotes. Al rato saco varias veces la caña sin cebo… eran las pirañas, a esas sí que no las tomas el pelo… (al día siguiente en una navegación nocturna, Fernando me enseñó en una red de algún pescador una piraña viva atrapada… vaya cara de mala leche tenía! Con los dientes enormes…
Al final pescamos (bueno, pescaron… que yo no pesque ná) 3 peces y nos fuimos a montar el campamento en la ribera del rio. La zona según Fernando estaba muy bien ahora mismo, pero en 2 o 3 días estará completamente inundada.
Montamos las hamacas, hicimos el fuego, cenamos y nos fuimos a realizar la navegación más alucinante de mi vida. Fuimos a por caimanes, y no encontramos ni uno en las orillas del rio, pero sólo por navegar a las 9 de la noche iluminados por la luna y las miles de estrellas, sin hacer ni un sólo ruido, impulsados por los remos río abajo, arrastrados por la corriente y ver de vez en cuando a Fernando ponerse de pié y encender su linterna iluminando a las orillas… mereció la pena, muchísimo la pena, aunque no viéramos ni un caimán. (To be continued...)
Nº 36: EN EL AMAZONAS. 2ª PARTE.
(viene de la primera parte, en la anterior entrada)
10-3-2001.
A las 8 ya estábamos en el bote Fernando el guía, Rodolfo el barquero, cocinero, ayudante… (cómo diría mi abuelo, el “pinche”, siempre me gusto esa palabra) con sólo 14 años… que tío mas grande!
Hicimos una primera navegación por el Amazonas en el pequeño bote que nos acompañará durante todos los días. Después de una hora y media navegando por el Amazonas, nos desviamos un pequeño afluente. Allí pude ver higuanas y camaleones sobre las ramas cercanas al río, monos frailes comiendo frutos justo encima de la ribera del río, y un montón de aves que cruzan constantemente por el aire el río, gavilanes, águilas, buitres, un pájaro muy curioso lamada “gallito de las lagunas”, garzas blancas... a mi amiga Blanca le encantaría estar aquí, con lo que la gustan las aves. Había veces que se juntaban varios animales a la vez en diferente lado del río y no sabías a cual de ellos mirar…
Es impresionante la facilidad que tienen Fernando y Rodolfo para ver los animales… “mira, otro oso perezoso en aquel árbol!”… “donde? No lo veo… a sí, allí!!!”. No sé cómo lo hacen, que facilidad para ver entre las ramas y para escuchar los sonidos de la selva… una vez, Fernando me dijo a la décimo octava vez que le repetía lo impresionante que me parecía, “ Juan, estás en mi casa, me conozco esto como la palma de mi mano”…
El oso perezoso es el animal estrella aquí, además es el que en esta época de crecida del río, mas fácilmente se puede ver. En cambio, las boas, las anacondas y los caimanes, a mi pesar, se ven más fácilmente en las épocas de sequía, en Julio y Agosto.
El día era genial, había nubes en el cielo, pero no amenazaba lluvia y el sol estaba en todo lo alto, algo raro para esta época, cuando las tormentas se dan día sí, día también. La verdad es que he tenido muchísima suerte con el tiempo. Todos los días el cielo despejado, y lo que es mejor… todas las noches despejadas y con la luna iluminando.
Después de este preludio de lo que iban a ser estos días en el Amazonas, llegamos al lugar donde íbamos a montar el primer campamento a orillas del río. El primer problema nada más bajar del bote es que se acabaron los días de paz y disfrute con el viento en la cara y disfrutando del paisaje sin hacer ningún esfuerzo en el bote surcando el rio… nada más bajar del bote los enormes “zancudos” (mosquitos) hacen su aparición, y son despiadados… vaya tela!
Montamos el campamento, las hamacas donde vamos a dormir Fernando y yo (Rodolfo prefiere dormir en el suelo directamente, con un simple plástico y una mosquitera) y se pusieron a hacer el almuerzo. El arroz y el plátano frito nos acompañará durante todos los días, memos mal que me encantan!!! Solo llevamos una garrafa de 20 litros de agua, así que las comidas se cocinan con agua del rio, turbia como ella misma…“no te preocupes que la hervimos completamente”…
Nada más comer, Fernando y yo nos metemos en la selva. Hoy haremos una pequeña caminata de 3 horas. El calor y la humedad no son sofocantes, pero desde luego se hacen notar.
La cámara Réflex ya me está dando demasiados errores… los mismos que me dio al final del viaje a Asia. Parece que fue un problema de fabricación, y me cambiaron el objetivo cuando volví de allí y me dieron uno nuevo, pero me está dando el mismo problema, y justo me ha durado lo mismo que me duró aquel objetivo… es lo que tiene comprarse un objetivo baratillo…
Así que viendo el panorama de la cámara y que en la selva además de tener una buena cámara hay que ser un buen fotógrafo y yo de momento sigo siendo un principiante(encima la luz dentro de la selva no es la mejor) decido filmar a los animales y fotografiar sólo aquellos en los que sea fácil. Aquí no tienes más que 5 o 6 segundos para captar a los bichos… si no, se te van, y con la cámara de video puede ser más fácil. Y aún así, a veces es mejor ni sacar cámara ni nada y disfrutar del momento.
Nada más adentrarnos en la selva tenemos suerte y vemos un grupo de monos aulladores. Fernando parece sorprendido, no es muy normal verlos en grandes grupos, tenemos mucha suerte… yo también me debo emocionar porque me pasa lo típico que suele suceder en todas las grabaciones de bodas, bautizos y comuniones… la típica toma de tus zapatos y nada del niño comulgando, o nada de los monos aulladores… pues empezamos bien…
Es increíble la cantidad y variedad de mariposas que puedes encontrar en la selva. De diferentes colores (azules chillones, amarillos, marrón, verde casi fosforito…) y tamaños. La que más me ha gustado es la “mariposa búho”, tiene claramente los ojos y el color de un búho dibujados en sus alas. Y no menos son la cantidad de hormigas que también hay. Hormigas militares, todo el día trabajando, la hormiga bala, enorme y con una picadura que recordaría a un impacto del artefacto que la da nombre, y la hormiga fuego, que se hizo amiga mía a los pocos minutos… “jodé, lo que me ha picado Fernando, como escueceeee!!!” “no te preocupes, ha sido la hormiga fuego, su quemazón sólo dura 5 minutos de reloj, eso sí, parece que te ardiera la muñeca eh?”… ya ves! Menos mal que son 5minutos de reloj. Aquí no te puedes apoyar en ningún objeto vegetal, pero al mínimo descuido…
El uniforme para entrar a la selva es muy sencillo… tu ropa normal y unas catiuscas o botas de agua negras. Esta es la zona del Amazonas inundable y está llena de lagunas y charcas. Eso, y si eres el guía, también puedes llevar un machete de 30 centímetros, pero si no, no hay más…
No olvidaré el sonido de la hoja del machete al chocar contra las plantas de la selva. Y el del filo cuando corta las ramas. Ah! Y se me olvidaba, el repelente “anti” mosquitos, que me rio yo, también es fundamental en el equipamiento de la selva. Los zancudos han sido uno más de la expedición, una legión de ellos te siguen por detrás intentando picarte donde menos te esperas y lo consiguen, vaya si lo consiguen. En cuanto te paras un momento para hacer una foto o lo que sea… es un suplicio… vaya tela con los zancudos!
Lo que primero salta a la vista de la selva es que todo está a otra escala, todo es enorme, los mosquitos, avispas (menudas avispas…) arañas, murciélagos, roedores (el más grande pesa 30 Kg, y su carne es muy apreciada por los lugareños).
Los lugareños, esos si que merecen un comentario. Se suelen dedicar a la pesca y no son muy habladores, además no hay quien les entienda cuando hablan… es la leche que raro hablan!. Se ve que no tienen mucho contacto con el mundo exterior, ni con los turistas en general. Rodolfo, nuestro “pinche” de 14 años, por ejemplo no sabe quién es el Real Madrid, ni el Barsa… ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni le gusta el futbol.. y nunca ha estado en la “gran ciudad”, como él dice, que es Iquitos. Una verdadera experiencia conocer a esta gente. Coincidí con varios pescadores a lo largo de los días, y de verdad que merece la pena charlar un rato con ellos. En una laguna inundable coincidí con varios que iban a por pirañas, uno de ellos llevaba la camiseta de España, pero no sabía que era del equipo de España.
Después de la caminata y de la cena (arroz con atún de lata y salsa de tomate, ah! Y plátano frito) nos fuimos a ver el atardecer con el bote a un pequeño recoveco que hace el río formando una especie de laguna. Allí empezaron a llamar a los delfines rosados, una especie típica del amazonas, y aunque resulte increíble, allí llegaron los delfines. Ya los habíamos visto por la mañana, pero de lejos, en esta ocasión sacaban el lomo completamente rosado delante de nosotros. (hasta yo me animé a imitar el sonido del delfín… que desastre…)
A la vuelta al campamente, Fernando y yo, fuimos a hacer una caminata nocturna. Conseguimos ver algunos monos nocturnos, las “ya típicas” tarántulas, murciélagos y toda clase de insectos. Después llega la hora de acostarse, a las 9:30 de la noche, en la hamaca que hemos colgado de dos árboles. De no ser porque estoy tan cansado no creo que hubiera podido dormir mucho, no es que sean muy cómodas la verdad, por lo menos no estoy acostumbrado a dormir en ellas, pero me quedé frito en “ná y menos” y eso que ya había empezado el concierto de aullidos, ruidos, quejidos, y bullidos nocturnos, y esta vez sí que se oían cerca… el que más me impresionó es el del “Cono-cono”, un roedor de 12 Kg, que hace ese ruido, y por eso se le llama así, se le oye constantemente “cono-cono!!! Cono-cono!!! Cono-cono!!!” es buenísimo! Igual que el único pájaro que tiene nombre y apellidos, el “Ivan Díaz”, se le llama así porque parece que gritara ese nombre constantemente, otro crack de la selva!
No puedo más que repetir lo increíblemente fácil que le resulta a Fernando ver a los animales o oír sus gritos y reconocerlos… es de verdad increíble. En cuanto se para y gira la cabeza en dirección donde oye algo, yo ya estoy sacando la cámara de vídeo. (To be continued..)
10-3-2001.
A las 8 ya estábamos en el bote Fernando el guía, Rodolfo el barquero, cocinero, ayudante… (cómo diría mi abuelo, el “pinche”, siempre me gusto esa palabra) con sólo 14 años… que tío mas grande!
Hicimos una primera navegación por el Amazonas en el pequeño bote que nos acompañará durante todos los días. Después de una hora y media navegando por el Amazonas, nos desviamos un pequeño afluente. Allí pude ver higuanas y camaleones sobre las ramas cercanas al río, monos frailes comiendo frutos justo encima de la ribera del río, y un montón de aves que cruzan constantemente por el aire el río, gavilanes, águilas, buitres, un pájaro muy curioso lamada “gallito de las lagunas”, garzas blancas... a mi amiga Blanca le encantaría estar aquí, con lo que la gustan las aves. Había veces que se juntaban varios animales a la vez en diferente lado del río y no sabías a cual de ellos mirar…
Es impresionante la facilidad que tienen Fernando y Rodolfo para ver los animales… “mira, otro oso perezoso en aquel árbol!”… “donde? No lo veo… a sí, allí!!!”. No sé cómo lo hacen, que facilidad para ver entre las ramas y para escuchar los sonidos de la selva… una vez, Fernando me dijo a la décimo octava vez que le repetía lo impresionante que me parecía, “ Juan, estás en mi casa, me conozco esto como la palma de mi mano”…
El oso perezoso es el animal estrella aquí, además es el que en esta época de crecida del río, mas fácilmente se puede ver. En cambio, las boas, las anacondas y los caimanes, a mi pesar, se ven más fácilmente en las épocas de sequía, en Julio y Agosto.
El día era genial, había nubes en el cielo, pero no amenazaba lluvia y el sol estaba en todo lo alto, algo raro para esta época, cuando las tormentas se dan día sí, día también. La verdad es que he tenido muchísima suerte con el tiempo. Todos los días el cielo despejado, y lo que es mejor… todas las noches despejadas y con la luna iluminando.
Después de este preludio de lo que iban a ser estos días en el Amazonas, llegamos al lugar donde íbamos a montar el primer campamento a orillas del río. El primer problema nada más bajar del bote es que se acabaron los días de paz y disfrute con el viento en la cara y disfrutando del paisaje sin hacer ningún esfuerzo en el bote surcando el rio… nada más bajar del bote los enormes “zancudos” (mosquitos) hacen su aparición, y son despiadados… vaya tela!
Montamos el campamento, las hamacas donde vamos a dormir Fernando y yo (Rodolfo prefiere dormir en el suelo directamente, con un simple plástico y una mosquitera) y se pusieron a hacer el almuerzo. El arroz y el plátano frito nos acompañará durante todos los días, memos mal que me encantan!!! Solo llevamos una garrafa de 20 litros de agua, así que las comidas se cocinan con agua del rio, turbia como ella misma…“no te preocupes que la hervimos completamente”…
Nada más comer, Fernando y yo nos metemos en la selva. Hoy haremos una pequeña caminata de 3 horas. El calor y la humedad no son sofocantes, pero desde luego se hacen notar.
La cámara Réflex ya me está dando demasiados errores… los mismos que me dio al final del viaje a Asia. Parece que fue un problema de fabricación, y me cambiaron el objetivo cuando volví de allí y me dieron uno nuevo, pero me está dando el mismo problema, y justo me ha durado lo mismo que me duró aquel objetivo… es lo que tiene comprarse un objetivo baratillo…
Así que viendo el panorama de la cámara y que en la selva además de tener una buena cámara hay que ser un buen fotógrafo y yo de momento sigo siendo un principiante(encima la luz dentro de la selva no es la mejor) decido filmar a los animales y fotografiar sólo aquellos en los que sea fácil. Aquí no tienes más que 5 o 6 segundos para captar a los bichos… si no, se te van, y con la cámara de video puede ser más fácil. Y aún así, a veces es mejor ni sacar cámara ni nada y disfrutar del momento.
Nada más adentrarnos en la selva tenemos suerte y vemos un grupo de monos aulladores. Fernando parece sorprendido, no es muy normal verlos en grandes grupos, tenemos mucha suerte… yo también me debo emocionar porque me pasa lo típico que suele suceder en todas las grabaciones de bodas, bautizos y comuniones… la típica toma de tus zapatos y nada del niño comulgando, o nada de los monos aulladores… pues empezamos bien…
Es increíble la cantidad y variedad de mariposas que puedes encontrar en la selva. De diferentes colores (azules chillones, amarillos, marrón, verde casi fosforito…) y tamaños. La que más me ha gustado es la “mariposa búho”, tiene claramente los ojos y el color de un búho dibujados en sus alas. Y no menos son la cantidad de hormigas que también hay. Hormigas militares, todo el día trabajando, la hormiga bala, enorme y con una picadura que recordaría a un impacto del artefacto que la da nombre, y la hormiga fuego, que se hizo amiga mía a los pocos minutos… “jodé, lo que me ha picado Fernando, como escueceeee!!!” “no te preocupes, ha sido la hormiga fuego, su quemazón sólo dura 5 minutos de reloj, eso sí, parece que te ardiera la muñeca eh?”… ya ves! Menos mal que son 5minutos de reloj. Aquí no te puedes apoyar en ningún objeto vegetal, pero al mínimo descuido…
El uniforme para entrar a la selva es muy sencillo… tu ropa normal y unas catiuscas o botas de agua negras. Esta es la zona del Amazonas inundable y está llena de lagunas y charcas. Eso, y si eres el guía, también puedes llevar un machete de 30 centímetros, pero si no, no hay más…
No olvidaré el sonido de la hoja del machete al chocar contra las plantas de la selva. Y el del filo cuando corta las ramas. Ah! Y se me olvidaba, el repelente “anti” mosquitos, que me rio yo, también es fundamental en el equipamiento de la selva. Los zancudos han sido uno más de la expedición, una legión de ellos te siguen por detrás intentando picarte donde menos te esperas y lo consiguen, vaya si lo consiguen. En cuanto te paras un momento para hacer una foto o lo que sea… es un suplicio… vaya tela con los zancudos!
Lo que primero salta a la vista de la selva es que todo está a otra escala, todo es enorme, los mosquitos, avispas (menudas avispas…) arañas, murciélagos, roedores (el más grande pesa 30 Kg, y su carne es muy apreciada por los lugareños).
Los lugareños, esos si que merecen un comentario. Se suelen dedicar a la pesca y no son muy habladores, además no hay quien les entienda cuando hablan… es la leche que raro hablan!. Se ve que no tienen mucho contacto con el mundo exterior, ni con los turistas en general. Rodolfo, nuestro “pinche” de 14 años, por ejemplo no sabe quién es el Real Madrid, ni el Barsa… ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni le gusta el futbol.. y nunca ha estado en la “gran ciudad”, como él dice, que es Iquitos. Una verdadera experiencia conocer a esta gente. Coincidí con varios pescadores a lo largo de los días, y de verdad que merece la pena charlar un rato con ellos. En una laguna inundable coincidí con varios que iban a por pirañas, uno de ellos llevaba la camiseta de España, pero no sabía que era del equipo de España.
Después de la caminata y de la cena (arroz con atún de lata y salsa de tomate, ah! Y plátano frito) nos fuimos a ver el atardecer con el bote a un pequeño recoveco que hace el río formando una especie de laguna. Allí empezaron a llamar a los delfines rosados, una especie típica del amazonas, y aunque resulte increíble, allí llegaron los delfines. Ya los habíamos visto por la mañana, pero de lejos, en esta ocasión sacaban el lomo completamente rosado delante de nosotros. (hasta yo me animé a imitar el sonido del delfín… que desastre…)
A la vuelta al campamente, Fernando y yo, fuimos a hacer una caminata nocturna. Conseguimos ver algunos monos nocturnos, las “ya típicas” tarántulas, murciélagos y toda clase de insectos. Después llega la hora de acostarse, a las 9:30 de la noche, en la hamaca que hemos colgado de dos árboles. De no ser porque estoy tan cansado no creo que hubiera podido dormir mucho, no es que sean muy cómodas la verdad, por lo menos no estoy acostumbrado a dormir en ellas, pero me quedé frito en “ná y menos” y eso que ya había empezado el concierto de aullidos, ruidos, quejidos, y bullidos nocturnos, y esta vez sí que se oían cerca… el que más me impresionó es el del “Cono-cono”, un roedor de 12 Kg, que hace ese ruido, y por eso se le llama así, se le oye constantemente “cono-cono!!! Cono-cono!!! Cono-cono!!!” es buenísimo! Igual que el único pájaro que tiene nombre y apellidos, el “Ivan Díaz”, se le llama así porque parece que gritara ese nombre constantemente, otro crack de la selva!
No puedo más que repetir lo increíblemente fácil que le resulta a Fernando ver a los animales o oír sus gritos y reconocerlos… es de verdad increíble. En cuanto se para y gira la cabeza en dirección donde oye algo, yo ya estoy sacando la cámara de vídeo. (To be continued..)
Nº 35: EN EL AMAZONAS. 1ª PARTE:
En sólo 5 días en el Amazonas te pasa de todo.
Te da para un pequeño relato, éste es:
9-3-2011
Llegué a Iquitos en avión desde lima, después de pasar los trámites de entrada al aeropuerto con un poco de apuro, no para mí, sino para el taxista, que no tenía los papeles del taxi en regla…
Desde el avión ya pude ver el entramado de los enormes ríos de agua marrón y afluentes que constituyen el Amazonas, es impresionante.
Llegué a Iquitos y la verdad es que esperaba más calor. Me habían dicho que el calor y la humedad aquí eran la leche, imposible de aguantar, y no ha sido así. Ha hecho calor y humedad, pero nada del otro mundo. Dentro de la selva si me hizo calor, pero en la ciudad, no. Me imagino que algo tendrá que ver que ahora estamos en el invierno del Amazonas, época de lluvias, y el calor y la humedad son mayores en Julio o en Agosto.
Lo primero que vi nada más bajar del avión fue una mariposa del tamaño de mi mano y de colores verdosos intensos volando cerca de donde se recogen las maletas… “esto promete”…
Tomé el taxi que me ofrecía mejor precio, y posiblemente lo hacía porque tenía alguna agencia de viajes que ofrecer y se llevaría alguna comisión. No lo suelo hacer, normalmente prefiero hacerlo por mi cuenta, investigar y comparar precios de agencias, pero en esta ocasión me fié del taxista que parecía majete y me llevo a varias agencias. Algunas de las que me nombraba ya había oído hablar de ellas, así que me dio confianza y fui con él. Las primeras no me convencían mucho, además eran campamentos con animales enjaulados y visitas a selva “secundaria”. Yo buscaba selva “primaria” y desde luego nada de campamentos en plan resort, ni animales enjaulados.
La agencia que al final me convenció, hablaba de selva “primaria”, animales libres y noches donde yo quisiera… en el campamento, o en un lodge, o en camping, o en una hamaca en medio de la selva, o incluso construir una cabaña… el precio era el mismo, yo decidía donde dormir. Tenía un barquero y un guía a mi disposición, y podíamos hacer los dos juntos el planing de la excursión.
Lo mejor de esta agencia era que nos íbamos a mas de 200 km de Iquitos, selva completamente primaria, pero lo malo es que me quedaban otras 4 horas más de viaje, porque decidí salir lo antes posible a la selva y de esta forma aprovechar un día más. Otra cosa "mala" es que si no tienes suerte no ves ningun animal, porque para eso estan en libertad, pero merece la pena arriesgarse y verlos libres en su habitat. Así que después de dar una mini vuelta por la ciudad de Iquitos y ver el increíble tráfico de “mototaxis” ( o “motokar” como aquí los llaman) en plan carrera de motos (da igual que lleven o no pasajeros, se van metiendo rueda constantemente y adelantando en cada curva a toda leche… y son más de 100.000 los que hay en la ciudad, de hecho hay más del doble de coches…) me fui con mi nuevo guía Fernando a las 5 de la tarde hacía Nauta, la puerta al Amazonas Peruano.
Fuimos en un taxi compartido con otros dos pasajeros hasta Nauta. Ya llevábamos todo lo que necesitábamos, todas las provisiones. Llegamos a Nauta a las 7:30 de la noche. Así que nos tocó navegar en el Amazonas de noche cerrada durante otras 2 horas. Menuda experiencia!!! Íbamos en el pequeño bote de no mas de un metro de ancho, el barquero, Fernando y yo.
Un pequeño techo a dos aguas hecho de paja cubría parte del bote. Fernando iba delante, iluminando con una linterna de 100 metros de alcance, el barquero detrás, manejando el motor, y yo en medio… alucinando, por estar navegando en semejante sitio durante la noche y ver a Fernando en cuclillas en la proa del bote iluminando las orillas y los troncos que en esta época del año arrastra el río, que imagen!.
El tiempo era perfecto, así que no tuvimos ningún problema. Primero navegamos por el río Marañón, después llegamos donde se junta con el río Ucayali, y es justo en ese punto donde nace el mítico amazonas, en la confluencia de estos dos enormes rios.
A las 9:30 de la noche estabamos en el campamento, donde nadie nos esperaba ya que no se pueden comunicar con la agencia. Allí no hay ni móvil, ni radio, ni luz… con lo que tuvieron que improvisar una cena para el único turista que iba a cenar esa noche allí, puesto que en esta época no hay mucho guiri por aquí. Arroz pl{atano frito y pollo.
“Mira quién te da la bienvenida, Juan” me dice Fernando, una “araña lobo” del tamaño de mi mano, descansaba en el pomo de la puerta de mi habitación… “y ahora como abro yo?”…
“Mientras esperamos a que esté tu cena, hacemos la primera incursión nocturna en la selva?” me preguntó Fernando, “como no!”. Y allí que nos adentramos. Nada más entrar me acordé de la noche que pasé en la selva de Thailandia… los ruidos nocturnos fueron impresionantes. En esta ocasión eran completamente diferentes, aullidos, quejidos, ranas y sapos formando una gran orquesta, y algún que otro bufido a lo lejos, te hacen darte cuenta de donde estás metido.
Esa primera noche, vi mi primera tarántula, murciélagos, hormigas fuego, y toda la clase de árboles raros y plantas extrañas que jamás vi. A la mañana siguiente la “orquesta” nocturna había dado paso a las aves y las chicharras, y cuando me desperte por fin vi el sitio en el que me encontraba. (To be continued…)
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