sábado, 12 de febrero de 2011

Nº 24: MONTANDO EN BICI EN LA “LUNA”.



Esta es la historia de cómo gracias al "famoso" invierno Boliviano (que yo desconicía completamente, y ya al llegar a Argentina, me enteré que me iba a pillar), sigo en San Pedro de Atacama y he podido atravesar el valle de la luna en bicicleta. No hay mal que por bien no venga y en esta ocasión el quedarme tirado he podido ver lo que ayer n pude, el atardecer en el valle de la Luna.



El invierno Boliviano va justo al revés que en el resto de países del hemisferio sur y por lo tanto ahora es la época en la que en el altiplano hace una rasca que no veas. Y de vez en cuando nieva fuerte, hasta el punto de tener que cerrar el paso fronterizo, como ha ocurrido en esta ocasión.




Estuvimos esperando casi 4 horas para que al final nos confirmaran que nadie iba a cruzar la frontera hasta mañana. Así que lo primero que hice al llegar de nuevo a San Pedro fue buscar alojamiento (menos mal que había una cama libre en el Hostel en el que estaba quedándome, porque San Pedro está “a tope”) y después, irme a alquilar una bici para realizar lo que ayer tanto me hubiera apetecido hacer… cruzar el Valle de la Luna en bici y quedarme allí hasta que el sol se ocultara tras las montañas.



Y así fue, con toda la solana llegué al Valle de la Luna en una hora y media, y lo atravesé de este a oeste, para después volver a la gran duna y disfrutar de una magnífica puesta de sol.
Pero lo mejor ha sido tener que volver al anochecer hasta San Pedro y atravesar la parte final del valle iluminada con un increíble tono rojizo, realmente parecía la luna. Al rato ya me veía montando en bici en la completa oscuridad, pero los coches que también vienen de allí y el frontal y la linterna que llevaba me han alumbrado perfectamente hasta llegar a San Pedro de Atacama. Y no he sido el único en ir en bici, por lo menos una veintena de bicis estaban aparcadas a los pies de la gran duna y luego nos hemos encontrado todos por el camino de vuelta en la noche.


Así pues, muchas gracias invierno Boliviano! Si no llega a ser por ti, no hubiera disfrutado de esta gran aventura. Eso sí, mañana déjame pasar a Bolivia que aquí ya no tengo nada más que hacer, y en Bolivia todo por recorrer.
PD: Ya sé que llevo tres números diciendo que el siguiente lo escribo desde Bolivia, pero que se le va hacer la meteorología es la que manda. En este ya no me despido así, mejor digo que la próxima entrada puede que la escriba o no desde Bolivia, para saberlo tendréis que entrar y verlo.
Ah! Y el día no ha podido acabar mejor. Ya comenté ayer que tuvimos problemillas con el guía del tour del Valle de la Luna, pues hoy he ido a reclamar a la agencia y me han devuelto el dinero, así que perfecto.
Chao! (Nos vemos en Bolivia, o no…)

viernes, 11 de febrero de 2011

Nº 23: EL VALLE QUE HACE HONOR A SU NOMBRE...



Ya sé que dije que la siguiente entrada la haría desde Bolivia, pero es que no he podido resistirme a subir las fotos y hacer algún comentario sobre el Valle de la Luna.
Ahora acabo de llegar de allí, aquí ya es tarde y encima estoy molido… San Pedro de Atacama es lo que tiene, que no paras ni un minuto, todo el día de aquí para allá recorriendo un montón de sitios.




Bueno, pues el Valle de la Luna es una visita obligada. Hace justicia a la fama que tiene. La reserva incluye algunos yacimientos de sal, cañones que se retuercen en inacabables grutas, dunas enormes entre montañas y como no, el valle de la luna.
Llegas allí justo después de una pequeña subida y entras de lleno en el valle.
De una extensión enorme, rocas de formas muy extrañas repartidas por el valle, la arena de las dunas que se acumulan en el centro y los extremos del valle, y el color rojizo de sus piedras, te hacen recordar efectivamente a las fotos típicas que se suelen ver de la luna. De verdad que me ha encantado.




Me arrepiento de no haber venido algún día de los que he estado aquí en bici (aunque tampoco he tenido tiempo…) porque ahora que lo conozco, creo que es la mejor forma de visitarlo y disfrutar de este enorme espacio “lunar”, atravesarlo montando en bici... seguro que lo haré cuando vuelva, y esa vez será acompañado.
Después hemos ido a ver el valle de la muerte o de Marte (también llamado así) y el atardecer en la roca del coyote.





Aquí las dimensiones y la orografía son completamente diferentes a cualquier cosa que haya visto, parece que estés en un planeta diseñado por George Lucas.
Así que en cualquier lugar el atardecer es bonito. Pero a mí me hubiera gustado verlo desde la gran duna con el “anfiteatro” y el valle de la Luna justo enfrente, pero “mis problemas” con los guías y sus “tretas” los dejo para otro día, que en la anterior entrada ya me he quejado bastante…
Nos vemos en Bolivia!

Nº 22: EN ESTE DESIERTO, NO HAY SOLO ARENA…



Aquí sigo, en el desierto de Atacama. Según dicen el desierto más seco del mundo, pero la semana pasado sufrieron inundaciones en esta zona de San Pedro de Atacama, y los días que llevo aquí ha llovido o chispeado y no hace un calor abrasador como me pensaba que iba a hacer y cómo me habían comentado. Es verdad que el sol pica, y bien, pero a veces hace un pelín de fresquete, incluso por el día…
No sé yo si será verdad eso de que este desierto es el desierto más seco del mundo. Porque el Sahara, además de ser el más grande del mundo, me da a mí que allí inundaciones no hay muchas… habrá que creerlo, aunque me imagino que dependerá de la región del desierto, porque tanto el Sahara como el de Atacama son realmente enormes.



El tema es que aquí hacen mucho hincapié en eso, en que es el desierto más árido del mundo, y para mí son otras las atracciones que tiene este desierto, como que posee el salar más grande del mundo y encima a más altura, que hay zonas de dunas y dunas (y otras muchas con algo de vegetación, aunque solamente matorral muy bajo) que los andes están aquí “a la vuelta de la esquina” y hay muchísima actividad volcánica en los más de 2000 volcanes que existen entre sus montañas, que puedes disfrutar de campos geotérmicos con los geiser a más altura del mundo, del increíble altiplano a más de 4500 metros de altura habitado por vicuñas y llamas, que pastan en preciosas praderas que aparecen de la nada en medio del altiplano desértico y rodeadas de pura arena y roca y con los andes como telón de fondo.



Y qué decir de las lagunas de colores que se forman por la enorme concentración salina de estas tierras, son realmente sorprendentes, o que puedes andar por una especie de pista de hielo en medio del desierto y hacerte fotos que sólo aquí se pueden hacer, cuando realmente estás sobre un salar cubierto de una sal transformada en roca compacta y por encima de ella una lámina de agua que hace que parezca que estás andando por encima de las aguas…
Y si a todo esto le añadimos uno de los sitios más bonitos que dicen hay sobre la tierra, y que está a solo una hora en jeep y que espero descubrir hoy por la tarde, pues es como para que los Atacameños se piensen en cambiar el “eslogan”, no? Ah! Y este sitio que os digo se llama “Valle de la luna” y si efectivamente es así de sorprendente o no, os lo comentaré en la siguiente entrada porque tengo el “tour guiado” esta tarde para así disfrutar de un “atardecer lunar”, aunque en la luna no es que haya muchos atardeceres…



El único problema que hay para visitar todos estos increíbles sitios es que dependes de la compañía de guías que elijas. Todas las visitas se hacen a través de “visitas guiadas”, salvo algún pequeño lugar al que puedes acceder en bici de montañas, pero para llegar tienes que cruzar constantemente el rio San Pedro, que como se ha desbordado, hay que quitarse las zapatillas y atravesar el rio andando con la bici a cuestas y el agua hasta las rodillas… a la séptima vez que me tocó hacerlo me di media vuelta…



Bueno, pues como decía, tienes que contratar una visita guiada para visitar cada lugar. Son visitas caras, aunque merece mucho la pena gastarse aquí el dinero. Se tienen que contratar en las mas de, no sé, 50 agencias que hay en un pueblo enano con calles de tierra y casas de adobe, un contrate muy curioso... ( está claro que aunque en el pasaporte no tenga el sello de Bolivia, para mí ya he cruzado la frontera, porque el paisaje, los rasgos faciales de la gente que trabaja aquí y los mercadillos con puestecillos de productos artesanales y ropa típica boliviana, así me lo confirman)




Y una vez que tomas el “tour” para ir a ver los sitios más bonitos que hay por la región, hay que tener suerte y que te toque un guía que quiera parar para hacer fotos en los increíbles sitios que te vas encontrando por el camino, o que no te eche la bronca si cree que los clientes no le hacen caso cuando él habla (“pero tío, como te vamos a mirar mientras nos hablas, si delante de nosotros tenemos cientos de geisers echando agua hirviendo hacía el cielo????, y esto desde luego no lo hay en Madrid… bueno si, en el parque de atracciones donde los dinosaurios, pero créeme, no es lo mismo” (por cierto, esa atracción sigue funcionando?))



Total, que si tienes que ir a toda leche a todos los sitios hasta el punto que la gente aprovechamos para salir como locos del bus cuando una persona no se encuentra bien por la altura (4.500 mts) y el bus tiene que parar, y sólo de esa forma disfrutar de un paisaje como NUNCA había visto antes en mi vida, con las llamas en el altiplano y los andes al fondo y un “par” de volcanes, pues es una pena. Menos mal que nos pusimos un poco serios y al final nos dieron más tiempo para cada sitio… vaya tela! Y lo peor es que después de ir con prisas, como no, te paran media hora en un poblado donde puedes probar carne de llama o hacerte una foto con una llama jovencita, eso si previo pago… (”oye, pues esto sí que es interesante, como no nos has traído aquí antes???”)



Volviendo al tema, los geiser del Tatio son realmente bonitos, pero sobretodo por donde se encuentran, rodeados de montañas por todos los lados. Los geiser en sí, no son muy espectaculares porque no lanzan mucho agua hacia arriba ya que una explotación energética que se instaló aquí hace 40 años y que aunque la prohibieron, el poco tiempo que funcionó hizo descender el nivel freático del agua y ahora los geiser se están secando. Dicen que acabarán por secarse en menos de 10 años… lo que es realmente bonito son las fumarolas que se forman en los geiser al amanecer, así que hay que levantarse a las 3:30 de la madrugada.




Por la tarde, nada más llegar de los Geiser, tenía contratado otro tour, pero ahora con los del Hostel, y fue mucho más familiar y relajado. Visitamos los salares de Atacama y las lagunas que se han formado por el hundimiento de la tierra salina a lo largo del tiempo. Hay diferentes lagunas, una tiene tanta concentración de sal que es imposible que te hundas, pero imposibles, es buenísimo, flotas todo el rato. A los 5 minutos de salir del agua estás entero blanco por la sal. Y lo mejor es que Peter, un Irlandés que duerme en a parte de debajo de mi litera, no sabe nadar…¿? Y era la primera vez que se bañaba sin tocar pie… buenísimo!!!! Yo no hacía más que preguntarle que sentía, y me decía que era fascinante, que no se lo podía creer… “Pero Peter, como no sabes nadar tio???”.



Después fuimos a otra laguna donde te puedes tirar desde 3 metros de altura sin nigún problema, porque no se conoce su profundidad, se cree que tiene mas de 1 kilómetro…
Al final fuimos a otro salar donde la sal directamente ha formado una costra y puedes andar por encima, y las fotos que se pueden hacer son muy graciosas…



Ah! Nacho y al atardecer en el salar, los del Hostel nos invitaron a disfrutar del famoso “Pisco Sawer”, pero para mí está un “poquito” fuerte, “perdona Fabiola, no tendrás por ahí una coca-cola para mi? Es que el piso sawer este y yo, no nos llevamos bien”….





Bueno, pues para ir acabando que me estoy extendiendo… mañana tomo el 4x4 hacia Bolivia. Estaré 3 días recorriendo los andes, el altiplano y visitando el salar mas grande del mundo, el Salar de Uyuni. Así que la próxima vez que escriba será desde Uyuni o Potosí, en Bolivia.
Chao!


martes, 8 de febrero de 2011

Nº 21: ATRAVESANDO EL DESIERTO DE ATACAMA.



Ayer a las 22.30 tomaba el bus para San Pedro de Atacama desde Valparaíso. 23 horas de viaje… menos mal que ya estoy acostumbrado. En un principio dudaba en si merecía la pena tomar un avión aunque me costara el doble que el autobús. En avión en menos de 5 horas estás en San Pedro, pero te pierdes el espectáculo de travesar el desierto en bus.
No tenía ni idea de lo que es Atacama… yo pensaba que le desierto empezaba más al norte y que se extendía hasta la cordillera pero desde la mitad del país. Me explico, Atacama cubre completamente desde la costa del pacífico hasta la cordillera de los Andes, todo el ancho del país! Y desde Copiapó situado a la mitad-norte del país hasta Iquique, muy al norte.



Durante el viaje, he pasado de la quinta región a la segunda, y esta mañana, después de “dormir” a “pierna suelta” en el bus, me despertaba en medio de un paisaje completamente diferente al que dejé hace menos de 8 horas. No había ni un sólo árbol en kilómetros a la redonda a excepción de los altos viñedos que se plantan en esta región para el “pisco”, según me ha comentado una de los acompañantes que he tenido en el viaje. Porque aquí aprovechan a tope el bus, y según unos se van bajando y dejan libre el sitio, otros suben y ocupen su lugar. Los buses siempre van a tope, igual que en Argentina, es el medio de transporte por excelencia.




Pues uno de mis acompañantes ha sido una mujer que me ha comentado que ha habido un temblor de tierra esta mañana en Copiapó, justo antes que llegara yo allí en el bus. Yo, la verdad, no he sentido nada, pero parece que todo el mundo ha evacuado la estación en menos de 1 min… según me comentan, después del último terremoto, la gente está muy nerviosa con el tema de los terremotos. Esta mujer trabajaba como cocinera en una de las miles de minas que hay en esta región, la más rica del país justamente por ese motivo. Dani, otro de los compañeros de viaje, me ha acompañado entre Taltal y Antofagasta y es jefe de una planta de extracción de metales.



También había trabajado en minas desde joven. Aquí todo el mundo trabaja en algo relacionado con el motor de la economía de Chilena (además de la agricultura) la explotación minera, y las más importantes son las de Cobre. Ahora entiendo porque mi amigo José Luis, ingeniero de Minas, estuvo a punto de venir aquí a trabajar hace algunos años.
Me ha impresionado de verdad el desierto. En mi vida me había visto “encerrado” entre tanta arena, roca y rodeado de pequeñas montañas y colinas. Han sido más de 12 horas de un paisaje para mi, completamente desconocido. En esta región, la carretera “Panamericana” deja de ser una señora autopista para convertirse en una carretera nacional de doble sentido con cientos de rectas inacabables…



El paisaje es completamente diferente a la Patagonia. Aquí, el color rojizo de la tierra y la ausencia total de vegetación, te recuerda que estas metido en pleno desierto. Las únicas construcciones que se ven en cientos de kilómetros son los restos de casas de adobe de antiguas minas abandonadas en medio de cualquier parte. En la costa, se encuentra Antofagasta, la ciudad que da acceso al desierto, y que es como un oasis con sus jardines, piscinas, campos de football, centros comerciales… aquí se ve que hay dinero. De vez en cuando hay algún pueblecito perdido en la nada. Lo curioso es ver mas de un cartel publicitario en medio del desierto...



Al pasar por Copiapó, y después de comentarme lo del “miniterremoto” de esta mañana, mi tercera compañera de viaje me comenta que justo detrás de una de las colinas que nos quedaba a nuestra izquierda, se encontraba la mina donde hace pocos meses consiguieron salir con vida los 33 mineros que se quedaron atrapados a finales del año pasado.
Bueno, pues aquí me encuentro, en medio de uno de los desiertos más grandes del mundo. Que pena que ya se haya acabado el Dakar, si no ya me veo animando a Carlos Sainz a su paso por algún “pueblo” cercano… “Carlos, trata de arrancarlo, trata de arrancarlo por Diooooooos!!!” (Bueno, ese sería mi hermano, que tiene un parecido más que razonable con Luis Moya, o no?)

lunes, 7 de febrero de 2011

Nº 20: VIÑA DEL MAR O VALPARAÍSO... Y TÚ DE QUIEN ERES?



Estoy en la costa Chilena.
A dos horas de Santiago existen dos poblaciones completamente diferentes: Valparaíso y Viña del Mar. Están muy próximas, en solo dos paradas de metro puedes estar en una localidad o en otra.
Por cierto, que aquí el metro funciona muy bien. De hecho igual que en Santiago puedes comprar una tarjeta magnética que la vas rellenando con dinero y es realmente práctica, mucho mejor que los obsoletos “metrobuses” madrileños...
Bueno, pues si bien es cierto que están muy cerca físicamente, a menos de 1 Km, no podrían encontrarse metafóricamente más lejos la una de la otra...
Desde hace varios días que hablo con la gente, tanto de aquí como extranjeros, y nadie se pone de acuerdo en cual de las dos merece la pena más ir a visitar, o cual de las dos les gusta más.




Para unos Valparaíso es como dice su nombre un paraíso, y para una chica brasileña que conocí en Puerto Varas, es una favela enorme y llena de grafitis.
Yo creo que por un lado Viña del Mar no sorprende y no desagrada a nadie, y Valparaíso desde luego sorprende, y mucho, y puede que a algunos les desagrade...
Viña tiene el encanto de su centro, con sus jardines, con alguna casa de estilo palacete, los balnearios y un paseo marítimo con gente haciendo deporte. Su costa recuerda a cualquier ciudad levantina española, con muchos edificios altos, hoteles, tiendas...etc y mucho, mucho turismo local y extranjero. Asi que efectivamente, nada extraordinario, pero a la vez una ciudad con encanto.



Valparaíso desde luego es completamente diferente. No se puede calificar ni comparar con ninguna ciudad de conozca. Se me ocurre, si acaso, que puede ser una mezcla entre una gran favela en plan bohemia, la típica ciudad de portuaria y Oporto, ya que posee como ésta funiculares por las laderas de sus colinas, y además es igual de gris. Pero si a todo eso, le añades las muestras de "arte urbano" que te encuentras constantemente por la ciudad... entonces tendríamos Valparaíso.
Desde luego es sorprendente en todos los sentidos. Son los "restos" de una ciudad que antaño vivió horas de esplendor siendo el puerto más importante de Chile, pero que ahora ha sido tomada por los artistas urbanos, y se podría decir que está medio destartalada, sucia y descuidada, pero con miles de muestras artísticas en cada rincón.




La ciudad está llena de funiculares que llaman "ascensores" que funcionan a base de un sistema de poleas de cuando se construyeron (a finales del siglo XIX y principios del XX) pero es una pena que de los 35 que existen sólo funcionan 4 o 5 de ellos. El resto o están mas o menos reconocibles y sirven para darte la palicilla y subir la cuesta andando y hacerte la típica foto, o están literalmente comidos por la maleza y completamente abandonados. Y es esa otra de las impresiones que te da Valparaíso... la de ser una ciudad abandonada. Llena de escombros por todas partes, vallas con alambres, paredes destartaladas, muros de madera, metálicos o de piedra... y son el lienzo perfecto en los que los artistas urbanos hacen realidad sus obras de arte.




Es realmente curioso introducirse por sus callejones y pasajes y descubrir miles de murales, grafitis, cuadros al aires libre, refranes…etc.
Cualquier cosa vale en Valparaíso para hacer arte urbano... una papelera, un extintor, una boca de riego, murales, paredes, chapas metálicas, alcantarillas, los peldaños de una escalera... menuda mezcla hay entre la ciudad que debió ser hace menos de un siglo y en lo que se ha convertido. Desde luego Valparaíso merece una visita para disfrutarla tranquilamente.
También cuenta con los trolebuses más antiguos del mundo que siguen funcionando. Todavía los puedes ver “a toda mecha” por la parte baja de la ciudad, cerca del puerto.




La zona de las “favelas” (pero solo en apariencia) y las muestras de arte (como el Museo al aire libre, con más de 50 muros pintados) se dan en las colinas y cerros de las laderas de Valparaíso.
Cada cerro tiene su “ascensor”, que generalmente lleva el mismo nombre del cerro, y más bonito para mi es el Ascensor Barón. Tiene una escalera de la que cuelga el ascensor y al fondo puedes ver el pacífico…
Eso sí hay algún cerro a los que es mejor no ir, parece que allí no viven "perroflautas" si no directamente "manguis", así que por si acaso, me quedo por la zona "segura".




Estos dos días me he alojado en la casa de la madrina de Estefi, que viven en Quilpué, a 30 minutos de Valparaíso en metro. Pero ella no estaba así que me ha abierto las puertas de su casa de par en par Alfredo, su marido. Me han tratado genial, como si estuviera en mi propia casa. Ha sido una pena no conocer a Marta, la madrina de Estefi, pero seguro que en otra ocasión coincidimos. Muchísimas gracias Alfredo por tu cortesía y amabilidad. Nos veremos pronto, seguro.






Ayer, como tenía “día libre”, me fui a ver la casa más famosa de Pablo Neruda, la que está situada en “Isla Negra”, una pequeña localidad de la costa pacífica, donde el agua golpea con fuerza sus olas. Y de nuevo me ha encantado la casa de Neruda. Igual que “La chascona” (la casa que tiene en Santiago), ésta está construida como un barco.



Esta noche parto para el desierto de Atacama. Me alojaré en San Pedro de Atacama, y en dos o tres días tomaré un 4x4 que me llevará en otros 3 días a Bolivia.
Chao!

PD: Igual que en Santiago, las Universidades siguen haciendo su publicidad... Agus, en esta si que sólo falta la foto de Callejo... que bueno!