lunes, 7 de marzo de 2011

Nº 33: LOS 6.075 METROS DEL CHACHANI ME HAN COSTADO MUCHO, PERO MUCHO.



En un principio iba a subir el volcán Misti, de 5.830 mts. Pero estuve dando vueltas por la ciudad de Arequipa hasta que conseguí una agencia que formara un grupo de 3 personas para poder ascenderlo. Si no se juntan 3 clientes que quieran subirlo, cuesta el doble… una pasta. Así que tuve suerte y en la agencia “Quechua” (que bueno, y yo vestido entero de “Quechua Decathlon”… ellos se partían) había un inglés interesado en el Misti, y yo conseguí un buen precio para sólo dos turistas, pero todavía nos faltaba uno. Aún así en otra agencia (de las 50 que habrá… se nota que estamos en temporada baja) de chiripa encontré otro grupo, ahora sí de 3 personas para ir al Misti y encima era barata.



Además del Misti, en Arequipa se puede ascender El Chachani, el otro gran volcán, con sus 6.075 mts, que me apetecía mucho más, pero entre que mi aclimatación no sabía si era realmente buena (3 semanas en el altiplano y subir al “cerro rico” en Potosí a 4.900 mts, no sé si seré suficiente para llegar a 6.000 mts de altura) y que como éste es más “complicado” por la altura que tiene, y menos clientes quieren ascenderlo, pues lo descarté. Pero cuando volví a la agencia “Quechua” por la noche me encontré con que había un Italiano interesado en el Chachani, así que éramos; un inglés que quería ir al Misti, un Italiano que quería ir al Chachani y un español que lo que quería era ir al monte.



Total, pasé de la otra agencia y me quedé con la “Quechua”, porque según lo que vi allí del material y del personal, me convencieron, y después de recorrerme toda Arequipa, eran los mejores con diferencia, y ya estamos hablando de un 6.000… es mejor pagar a una buena agencias que ir con unos chapuzas que te prometen que el día de salida tendrán el material tuyo seguro… “pero me tendré que probar las botas, tenéis mi número?” “No te preocupes que te lo subimos allí, tenemos números muy grandes, yo creo que tendremos, no se preocupe”… “Y donde tienen el material?” “no se preocupe que está en un almacén”…“Y los crampones habrá que chequearlos” “si, si, están incluidos”… “no, no, digo que habrá que chequear todo el material el día de antes, no? Por si hay algo que no está bien, o que falta” “no se preocupe, que está incluido”… (vaya tela, menuda conversación de mendrugos… no me entendía o no me quería entender)




Finalmente me voy con la otra agencia y decidimos que vamos al Misti y que por la mañana se lo consultamos al inglés y está dispuesto a ir al Chachani y pagar la diferencia (porque el Chachani era más caro que el Misti) nos vamos al 6.000, ya que la ropa y el material que necesitamos al fin y al cabo es el mismo. Lo primero que me dijo Iván, el dueño de la agencia, a las 8 de la noche cuando di el OK al Misti fue: “chequeo de material, hoy tienes que tener todo el material decidido y probado, botas, crampones, piolet…etc, no dejamos nada para la improvisación, que mañana nada más llegar aquí nos vamos para arriba” (por fin me entiendo con alguien, menos mal!!!)
Me pruebo todo y me voy para el Hostel. Al día siguiente a las 8 me están recogiendo y cuando llegamos a la agencia me confirman que nos vamos al Chachani, el Inglés no ha puesto ninguna pega. Genial!




Un 4x4 nos lleva durante 2 horas y media hasta los casi 4.800 metros… y de ahí nos espera una “caminata” de casi 3 horas cargando cada uno con todo su material necesario. Vamos 4: el guía alfredo, el inglés Joui, el italiano Paolo y yo. Nos repartimos las cosas, aquí no hay porteadores, llevamos cada uno cerca de 25 Kg pero solo hasta el campo base, menos mal… allí cenaremos y a la 1:00 AM de pie para desayunar e ir a la cumbre para el amanecer.



Había leído que el Chachani era el 6.000 más fácil del mundo, no sé si será así pues sólo he subido otros 2 “seismiles” anteriormente, pero creo que no es cierto, es más acertado decir que es el 6.000 más “accesible” del mundo, porque seguro que en ningún otro 6.000 un coche te deja a casi 5.000 metros, pero eso NO es una ventaja, ya que si bien te ahorras la caminata al campo base, pasar de 2 mil y pico que tiene Arequipa a 4.800 en dos horas y cargar seguidamente 25 Kg durante 3 horas hasta los 5.100 mts SIN porteadores, supone que la bofetada que te da la altitud es tal, que subes a 2 por hora sufriendo como un tonto. Y es entonces cuando te preguntas si tu aclimatación será suficiente o no… y de la otra manera, sin usar el 4x4 como en el resto de las montañas, vas subiendo poco a poco desde 3.000 mts y te vas aclimatando sin darte cuenta.
El tiempo fue malo en la caminata hasta el campo base, empezó a nevar y todo estaba cubierto. Por fin llegamos a las ruinas Incas que se han encontrado aquí arriba no hace más de 3 meses… (que bueno!) y que ahora son el campo base oficial. Bueno, no dormimos dentro de las ruinas lógicamente, el campo se monta al lado de las ruinas, pero es muy curioso…




El tiempo empieza a mejorar y el atardecer es rojizo, hasta las estrellas aparecen por la noche. Las condiciones climatológicas no pueden ser mejores! No hay viento, no hay nubes, y no hace “mucho” frio… a ver si sigue igual a la 1 de la mañana…
Alfredo nos hace espaguetis con “salsa” de tomate y atún para cenar, después una sopa instantánea y al final mate de coca. Después nos metemos en el saco. Yo compartía tienda con el guía Alfredo. Duermo muy bien, normalmente estoy incómodo a esa altura, y no duermo mucho, pero excepto los típicos mareillos que siempre me dan a más de 4.000 mts. de altura, todo estaba perfecto y pude descansar.




A la 1 todos en pié y después del desayuno (un par de sandwiches de queso con mermelada y mate de coca, que hasta yo tomé) empezamos a andar en la noche. El tiempo era perfecto, los frontales iluminaban el camino, yo iba cerrando el grupo y Alfredo guiándonos. Vamos subiendo poco a poco. El cielo estaba completamente estrellado y no hacía NADA de viento… la noche era perfecta, teníamos muchísima suerte. Pero yo desde el principio notaba que no iba, que me faltaba fuerza, y cada vez estaba más seguro que mi aclimatación no era suficiente y que hoy me iba a tocar sufrir… y así fue, cada vez estaba peor, y los síntomas me recordaban a los que sufrí cuando subí mi primera montaña de altura, el Kilimanjaro; falta de aire y sensación de ahogo, falta de fuerzas en las piernas cada veinte o treinta pasos, somnolencia y pérdida de equilibrio de vez en cuando. Me faltaban los problemas con el estómago, pero seguro que llegarían después…



Me tomé el “Edemox” en la tienda por la noche por si me afectaba el mal de altura. Siempre funciona, es un diurético que lo que hace es que simplemente no paras de hacer pis cada hora y te evita dolor de cabeza y que se te espese la sangre en exceso, aún así lo sufrí. Aunque una vez bajado de la montaña creo que me afectó menos que en el Kilimanjaro, y también posiblemente la experiencia de haberlo sufrido anteriormente es un grado y te puedes anticipar a lo que vaya a ocurrir.
Total, que después de pasar las “horas muertas” entre las 1:30 y las 4:00 de la madrugada en las que sólo tienes que subir y subir y andar y andar iluminado por tu frontal, y disfrutar de las miles de estrellas que te rodean, llegan primero, la “hora de frío intenso” entre las 4 y las 5:00, lo único que hay que hacer es aguantarlo y ya está, y después llega el tan deseado amanecer (en este caso a las 5:30) y ves el lugar en el que te encuentras, rodeado de montañas de color rojizo y cumbres nevadas, y el sol te da la energía que te falta para hacer cumbre. Yo ahí seguía sufriendo, como mis otros dos compañeros, y subiendo poco a poco, “pole pole”, con pasitos pequeños, una zancada más grande de lo permitido supone quedarte clavado en el sitio sin fuerzas. Al llegar casi a cumbre empiezan los dolores de estómago, pero puede que sean los espaguetis y no la altura… así que improviso un wáter a 5.900 metros disfrutando de las mejores vistas que nunca haya tenido en esas circunstancias… y que alivio! Ahora sí, vamos para cumbre!!!



Llegamos a las 7:20 de la mañana. Vamos llegando poco a poco a la cumbre, yo llego el último, está claro que hoy soy el más débil. Nos hacemos las fotos de rigor y “disfrutamos” del maravilloso paisaje. Yo no saco la cámara buena, ayer me empezó a dar problemas de nuevo y no me funciona bien. Además no tenía fuerzas para sacarla así que use la compacta.
Me encontraba fatal allí arriba, y cada vez peor, así que la única solución era bajar. Es lo “bueno” que tiene el mal de altura que aunque a más altura y más tiempo puede llegar a ser peligroso, la solución es muy sencilla… bajar. Los dolores de estómago eran cada vez mayores y tenía ganas de vomitar, pero sé que esa es la única forma de superarlo... bajar lo antes posible. Eso sí, con mucho cuidado, porque la bajada era un pelín técnica y un resbalón no vendría nada bien ahora.




Así que me fui para abajo pasándolo mal pero sabiendo que a cada metro que bajaba me iba a encontrar mejor. Y así fue, en una hora estábamos en el campo base Alfredo y yo tumbados y relajándonos. Mientras Joui y Paolo bajaban poco a poco, parándose cada pocos metros… igual que yo en el Kilimanjaro… habían dejado todas las fuerzas en la cumbre. Al rato llegaron destrozados y nos tumbamos todos un poco antes de recoger el campamento y volver al 4x4 que ya nos esperaba en el mismo sitio que ayer nos dejó. A las 11 y media estábamos en el coche de vuelta a Arequipa.
Para mí hay dos clases de montañas, las que disfrutas como un loco en el momento de subirlas y las que disfrutas después, en casa viendo las fotos… el Chachani está en este último grupo.




Porque aunque he disfrutado de las vistas según iba subiendo, y luego en la cumbre, también es verdad que hoy me ha tocado sufrir y mucho, y al final estás más pendiente de los problemas que vas teniendo, de cómo superarlos y así poder hacer cumbre, que de disfrutar de todo lo que te rodea.
El Chachani me ha recordado al Kilimanjaro, no sólo los dos son volcanes y me ha costado llegar a su cumbre, la diferencia creo que ha sido que en el Kilimanjaro sufrí un barbaridad y aquí “lo justo” para hacer cumbre y no dejar toda la fuerza en hacer cumbre y bajar lo antes posible.
Ah! Y menos mal que después de la paliza me queda el autobús nocturno a Lima para descansar…




Por cierto, la de vicuñas que pudimos ver en el parque nacional... que animal más curioso. Estas las vimos desde el coche.

PD: Tengo muchísimas ganas de dedicarle esta ascensión a la nueva incorporación de la familia Riaño, Clara, la hija de mi prima Marina e Iván, que nació hace unos días y por lo que me cuentan es igual de “petenera” que su madre. Enhorabuena chicos!
Por cierto Iván, después de esta entrada no sé qué te gustaría menos, que a Clara le diera por subir montañas o que saliera del Atleti…

2 comentarios:

  1. hola montacañero!! a ti no hay nada que se te ponga por delante. y no solo me refiero solo a las montañas.tu fuerza interior es increible e inagotable.

    ya sabes mi predilección por los relatos de montaña,asi que,con tu permiso te voy a imprimir la entrada y guardar junto con mi libro de historias del Everest.un bonito recuerdo.

    por hoy ya te he hecho la pelota bastante...

    un fuerte abrazo

    pd.ya estamos de 18 semanas, todo bien.

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  2. -Jesusssss. Muchas gracia spor lo que me dices tio. Ya tengo ganas de ir este año al monte en verano contigo a pasar una noche aunque sea en Peñalara. Me alegro que todo vaya bien tio.
    1 abrazo!

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