sábado, 29 de enero de 2011

Nº 15: CHILOÉ, UNA PRECIOSA ISLA CON CASAS DE MADERA.



Al final me decidí y me fui a Chiloé. Me levanté por la mañana dejé mi mochila en el Hostel y tomé la mochila pequeña y me fui para Chiloé. Había oído maravillas de este archipiélago y que con sólo un día no iba a hacer nada, así que decidí hacer noche allí donde encontrara sitio y volverme al día siguiente por la noche, no tenía nada reservado y tampoco sabía que iba a visitar.
Para llegar a Chiloé hay que tomar un transbordador que te pasa a la isla, y la primera ciudad que te encuentras es Ancud, donde hay un fuerte español que fue el último reducto de los españoles en Chile. Me recuerda a “Intramuros”, Manila, Filipinas, donde estuvieron “los últimos” de Filipinas, españoles me refiero, pues aquí igual. Aquí los españoles resistieron hasta que no pudieron mas y se tuvieron que volver a España 3 siglos después con el “rabo” entre las piernas (aunque todo esto como no se enseña en las escuelas españolas, tienes que leer por tu cuenta sobre los libertadores sudamericanos, porque en el cole casi nada te van a hablar de ellos…una pena, la verdad)
La isla de Chiloé(aparte del Archipiélago) es la isla más grande de Sudamérica después de Tierra del fuego, pero no tienen nada que ver… Tierra de fuego era como estar en la Luna, nunca había visto un paisaje como aquel, pero Chiloé era es como estar en casa.
Después de pasar 2 días ahora sí que lo confirmo, estoy en el norte de España… todo verde muy frondoso, vacas pastando, acantilados y playas, agua fría y mar revuelto… y la capital de la isla se llama “Castro”, y además hay pueblos con el nombre de “Astillero”, “Pesquera”… a los cántabros les sonará de algo, verdad?.



Lo mejor del día llegó cuando en el autobús que tomé para Ancud (la ciudad más al norte de la Isla de Chiloé) conocí a una mujer que vivía a allí, y después en la estación de Ancud me ofreció llevarme en coche al centro de la ciudad ya que estaba lloviznando. La había venido a buscar su hija en coche y lo que en principio iba a ser solo un favor y acercarme al centro de la ciudad, se convirtió en lo mejor que me ha pasado de momento en Chile. Me llevaron al fuerte de San Antonio, donde los españoles se hicieron fuertes contra los Chilenos, y cuando me habían dejado allí, vino de nuevo su hija (Cata se llama) y me dice; “Que mi madre dice que como vas a almorzar sólo, que te vengas a casaa almorzar con nosortas”. Total, que al rato estaba en casa de Cati (la madre), con Cata (una de las hijas) con Marce (la otra hija) y con la abuela comiendo una rica comida, que desde hacía por lo menos 20 días no comía…
Comimos unas crema de primero y arroz con pollo de segundo… estaba riquísimo, “Quién cocinó?”, La abuela… anda, como me suena eso de “pollo con arroz” y “arroz con pollo”… me encantaba cuando me lo preparaba mi abuela Carmina…

Después de degustar aquella rica comida, quedé con ellas en que al día siguiente cuando volviera a subir al norte de la Isla de Chiloé para tomar el transbordador a Puerto Montt las llamaría para visitar el faro de la isla y otro fuerte… que gente mas simpática!!!! Increíble como se han portado conmigo sin conocerme de nada! Desde luego si vienen a España ya saben donde tienen una casa.




Después de dejarlas me fui al centro de la Isla, a Dalcahue (lo que me ha costado aprenderme los nombres de los pueblos!!!, bueno, aquellos que no son “cántabros”) Y de ahí tomé otro transbordador para la isla de Achao, donde hay una iglesia construida entera de madera, igual que todas las casas aquí, pero TODAS, TODAS. Además de ser de madera, las casas, las pintan de colores y son realmente bonitas, la de veces que habré pensado “esa es mi casa favorita…. Bueno, esa también está bien…. y aquella? Con su prao, las vaquitas… con cual me quedo?”.



Lo llaman la escuela Chilota de arquitectura de madera, y parece ser que hay más de 400 iglesias de este tipo por la isla que construyeron los españoles sin un sólo clavo.
Aquí el marisco parece ser que también es muy bueno, y si he estado en Asia probando de todo y aquí te ofrecen ostras "recien del mar", como dicen, pues habrá que probarlas, no?. Y estaban buenísimas!!!
Después de dormir en Dalcahue, en la pensión de una mujer, tomé otro bus para Castro en el centro de la isla y que además es la capital. También tiene su iglesia de madera, en este caso catedral.

Una de las cosas bonitas que tiene Castro son los “Palafitos”. Casas construidas con palos a orillas del fiordo donde se encuentra la ciudad y que generalmente sirven de casa y almacenes para los pescadores. Igual que el resto de las casas de la zona cada una son de un color diferente, y muy bonitas. Me tomé un bote en el puerto y di un paseo en barco viendo los antiguos Palafitos, un poco más viejos y feos que los que han construido “para el turismo”, pero también con encanto.




Después de ver los palafitos, la catedral de madera en Castro y estar esperando en una confitería a que trajeran pasteles que quería llevar a casa de Cati (y que por esperar allí a punto estuve de perder el bus…) llegué a Ancud de nuevo y allí estaban Cata y Marce esperándome para llevarme al faro, al otro fuerte, a la “mar brava” y a ver las rocas en un acantilado que tienen forma de panel de abejas… como se han portado conmigo!!! También se vino una amiga de ellas con su hijo pequeño de 3 años, Fran se llama, menudo crak, que majete!
Y para rematar, otro almuerzo en su casa a base de “Poroto con choclo”, o sea, judías blancas con maiz… la de tiempo que llevaba sin comer de cuchara… “Cati puedo repetir?”…
Total, que después de dos platos de Poroto con choclo y algún que otro trozo de pastel de los que llevé, fue sentarme en el bus y quedarme semigrogui…
A eso de las 10 de la noche estaba llegando a Puerto Varas, menuda experiencia que he pasado en la Isla de Chiloé… ha estado genial!

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