domingo, 20 de marzo de 2011
Nº 41: OTAVALO, EL MERCADO DE LOS MERCADOS.
A las 6 de la mañana me dejo el bus que tomé por la noche desde Cuenca a las afueras de Otavalo.
5 minutos antes: “Perdone, va a entrar en Otavalo?” “Si, si” me dice el ayudante del conductor, del cual ya no me fiaba nada… pues cuando cargamos las maletas en Cuenca decía que el bus no llegaba a Otavalo, que el bus acababa en Quito. Al final el jefe de estación puso orden y nos confirmó a todo el bus que iba hasta Ibarra y que por supuesto paraba en Otavalo, “En la estación central?” “Si” Me confirma, “Y hace una parada para cenar algo?” “También, no se preocupe” Me confirma de nuevo el jefe de estación y la que me vendió el "boleto". Ya arriba, el ayudante me confirma que no van a parar... y a las 9 de la noche en una estación donde paran para recoger pasajeros aprovecho para comprar algo de cenar “Me esperas 3 minutos?” “Si, si pero rápido” “gracias”… cuando me di la vuelta mientras estaba comprando algo de pollo (lo típico aquí) veo al bus saliendo por la estación, no había pasado ni un minuto!!! Me toca hacer un sprint, ponerme delante del bus y ver al ayudante con cara de poker y al chófer echarle la bronca… menos mal que llegué!
Total, que volvemos a esta mañana y al contrario de lo que me confirmó el jefe de estación y el mismo ayudante, de entrar en Otavalo nada, y cuando veo que le bus se aleja de la ciudad “pero no entra?” “Si, si, Otavalo” (parece que a veces habláramos otro idioma, vaya tela) Deje, deje que me bajo aquí. Me toco andar un rato, pero lo mejor es que uno de los atractivos de Otavalo es su enorme y colorido mercado, al que además los sábados se le une el Mercado de animales, y a eso hora de la noche, cuando estaba a punto de amanecer, me encuentro rodeado de gente “paseando” cerdos por la calle, gallinas, gallos, patos… y yo en medio con las mochilas al hombro. Pregunto un par de veces como ir al centro del “pueblo” (aquí viven casi 43.000 personas pero el ambiente sigue siendo de pueblo) a la “plaza de los ponchos” centro del marcado artesanal, y según voy andando veo a la gente poniendo los puestos del mercado del pueblo, ya ha amanecido y voy mirando Hostales donde quedarme, en el segundo en el que pregunto “Hostal Colón” tienen sitio, es barato y está bien, aquí me quedo.
Después de una ducha, me voy para el mercado de animales, que sólo dura hasta las 10 de la mañana y está a las afueras, donde me dejó el bus. Después volveré al pueblo para ver el enorme Mercado de Otavalo, que se dispersa por todas las calles del pueblo, de verdad que es enorme.
Al salir a la calle, en sólo media hora había cambiado todo, los puestos estaban ya listos, había gente por las calles , y casi todo el mundo se dirigía al mercado de animales.
Es muy curioso como viste aquí la gente; los hombres llevan siempre sombrero y una larga coleta morena con trenzas. Las mujeres llevan una blusa típica de aquí, muchos collares de color dorado, una falda oscura y unas sandalias negras que aquí se venden por todos lados. (algunos hombre llevan también sandalias, pero blancas y acompañadas de un pantalón también blanco)
En el mercado de animales me sentí en mi salsa, sobretodo en la zona de las vacas lecheras y los terneros. Miraba a mi alrededor, el pueblo rodeado de verdes montañas, “praos” por todos lados, un frio que pa qué, las nubes y la niebla cubrían el cielo y empezaba a lloviznar… como hubiera disfrutado mi abuelo en este mercado!, me hubiera encantado verle pasear por aquí y conversar con algún “pasiego” de los de aquí… seguro que se hubiera entendido con ellos.
Pero el mercado también tiene cosas muy curiosas que ya no me son tan familiares, como los “Cuys”, conejillos de indias que aquí y en Perú son una delicia… les ves allí en la zona de los conejos, los pollos, las gallinas…y los conejillos en medio, menudo hamster enorme! Y no veas cómo se los llevan las señoras, se los quitan de las manos! Habrá que probarlo antes de irme…
Lo que si que probé fue el “Hornado”, carne asada de cerdo con papas, maíz, algo de tomate y ensalada. Aquí la comida es contundente, el frio obliga… Ese fue mi desayuno y el de todos los lugareños, y está riquísimo, y como entra! Me senté en un puesto con una familia que era de Ibarra, y estuve un rato hablando con ellos, gente encantadora. Entiendo que los 2 únicos turistas que vi en aquella zona del mercado se pararan solo para hacer una foto al cerdo asado, con su cabecita y todo, que estaba delante del puesto, y pasaran de largo, viendo a la mujer desmigando al cerdo con las manos y sirviendo los platos… lo mejor es que también parten un trocito de la piel quemada del cerdo y te la pone a modo de “guinda” encima de toda la comida… y está riquísima!
Después de un par de horas me volví al pueblo y a su enorme mercado. Pero es gigante de verdad, prácticamente todas las calles tienen puestos, es increíble. Lo mejor del mercado es observar a la gente, las ropas que llevan, los peinados. Desde luego Ecuador me sigue sorprendiendo para bien, la gente de los pueblos es igual de “auténtica” que en Bolivia pero encima me parecen más cercanos, es muy fácil hablar con ellos y sentirse cercano.
Para el almuerzo me metí en un sitio de almuerzo “único”, muy típico aquí. Te sirven una sopa contundente de maíz de primero, y después pollo asado, con arroz, maíz (choclo) algo de ensalada y frijoles… una bomba, que está riquísima. Había visto a un tío servir la comida con una bandeja por los puestos del mercado y le pregunté, me dijo que le siguiera al restaurante, “métete directamente, al fondo hay sitio”… y otra vez, otra conversación muy interesante con una familia de aquí.
Después de comer semejantes platos, no me quedó otro remedio que irme a echar una pequeña siesta, sobre todo teniendo en cuenta que no había dormido mucho en el bus, no fue de los mejores que he cogido… y la verdad es que estaba realmente cansado.
Después, me sucedió lo que no sé porque me suele pasar cuando no tengo algo interesante que hacer, y de repente siempre pasa algo, y tambien siempre bueno. Estaba dando otra “pequeña” vuelta por el mercado y para merendar me paré en un puesto que vendía fruta cortada y me pedí una raja de sandía, allí estaban tres chavales comiendo sandía también, nos pusimos a hablar y me invitaron a ver una pelea de gallos en el recinto ferial, que estaba justo allí. Había leído en la Lonely que en Otavalo eran típicas las peleas de gallo, pero ni me imaginé que tuviera la suerte de conocer a unos chavales super majetes que me iban a invitar a ver peleas de gallos. “Nosotros tenemos primera fila, pero no te preocupes que te colamos” Yo no entendía nada, y al final resultó que eran primos y que a la familia les encantaban las peleas de gallos y tenían reservado para todo el año 4 asientos en primera fila, y como hoy no venía el padre de Pedro, pues me senté yo en su sitio. (y menuda coindencia!!!, el padre y el hermano de Pedro se llaman Juan, “anda pues mi padre y mi hermano se llaman Pedro, justo al revés”)
Me lo pasé genial! Me explicaron todo acerca de las peleas, las reglas, como preparan a los gallos, las apuestas… todo. Estuvo genial! Parece ser que el presidente Correa quiere prohibir las corridas de toros y las peleas de gallos. Hay una consulta popular en dos meses para su prohibición y es una discusión típica por aquí.
Te pueden gustar o no, pero lo que está claro es que no es lo mismo verlo desde fuera que verlo desde dentro y que alguien que entiende del tema te explique cómo funciona todo. Es algo parecido a lo que sucede con los toros en España.
De todas formas, está claro que hay sangre y que es cruel, como los toros, así que no me extraña que se intenten prohibir, y tampoco me extraña que le gente se oponga. Es verdad que son tradiciones muy antiguas, pero yo creo que este tipo de tradiciones deben evolucionar o desaparecer, y lo dice alguien a quien le gustan mucho los toros, mucho mas antes, pero que se ha convencido de que o esa fiesta se renuevan o morira inevitablemente.
PD: La cámara reflex, de vez en cuando resucita y me deja hacer alguna foto... a ver cuanto dura...
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